EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

martes, 29 de agosto de 2017

HOY...

Seguir a Jesús

Es tener con Jesús una relación estrecha.
Es que su memoria y su presencia estén muy vivas en nosotros.
Es reavivar sin cesar en nosotros la memoria conmovedora del crucificado 
y la experiencia del resucitado.
Es hacer de su fe nuestra fe y hacer de su esperanza nuestra esperanza.
Es apropiarnos de sus criterios y de sus actitudes y de su conducta,
adecuándolas a nuestro tiempo.
Es... ...

Gentileza de Tiquín y Miguel

domingo, 27 de agosto de 2017

HOY.. EL EVANGELIO (Mt 16, 13-20)

LA GRAN PREGUNTA



También hoy nos dirige Jesús a los cristianos la misma pregunta que hizo un día a sus discípulos: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». No nos pregunta solo para que nos pronunciemos sobre su identidad misteriosa, sino también para que revisemos nuestra relación con él. ¿Qué le podemos responder desde nuestras comunidades?

¿Nos esforzamos por conocer cada vez mejor a Jesús o lo tenemos «encerrado en nuestros viejos esquemas aburridos» de siempre? ¿Somos comunidades vivas, interesadas en poner a Jesús en el centro de nuestra vida y de nuestras actividades o vivimos estancados en la rutina y la mediocridad?

¿Amamos a Jesús con pasión o se ha convertido para nosotros en un personaje gastado al que seguimos invocando mientras en nuestro corazón va creciendo la indiferencia y el olvido? Quienes se acercan a nuestras comunidades, ¿pueden sentir la fuerza y el atractivo que tiene para nosotros?

¿Nos sentimos discípulos de Jesús? ¿Estamos aprendiendo a vivir con su estilo de vida en medio de la sociedad actual o nos dejamos arrastrar por cualquier reclamo más apetecible para nuestros intereses? ¿Nos da igual vivir de cualquier manera o hemos hecho de nuestra comunidad una escuela para aprender a vivir como Jesús?

¿Estamos aprendiendo a mirar la vida como la miraba él? ¿Miramos desde nuestras comunidades a los necesitados y excluidos con compasión y responsabilidad o nos encerramos en nuestras celebraciones, indiferentes al sufrimiento de los más desvalidos y olvidados: los que fueron siempre los predilectos de Jesús?

¿Seguimos a Jesús colaborando con él en el proyecto humanizador del Padre o seguimos pensando que lo más importante del cristianismo es preocuparnos de nuestra salvación? ¿Estamos convencidos de que el modo mejor de seguir a Jesús es vivir cada día haciendo la vida más humana y más dichosa para todos?

¿Vivimos el domingo cristiano celebrando la resurrección de Cristo? ¿Creemos en Jesús resucitado, que camina con nosotros lleno de vida? ¿Vivimos acogiendo en nuestras comunidades la paz que nos dejó en herencia a sus seguidores? ¿Creemos que Jesús nos ama con un amor que nunca acabará? ¿Creemos en su fuerza resucitadora? ¿Sabemos ser testigos del misterio de esperanza que llevamos dentro de nosotros?

José Antonio Pagola.

sábado, 26 de agosto de 2017

HOY...

CANTEMOS AL AMOR


¡Oh luz de nuestras almas!

¡Oh Rey de las victorias!

¡Oh vida de la vida

y amor de todo amor!

A ti, Señor, clamamos.

¡Oh Rey de nuestras almas,

tu nombre bendecimos,

¡oh Cristo Redentor!

¿Quién como tú, Dios nuestro?

Tú reinas y tú imperas,

aquí te siente el alma,

la fe te adora aquí.

Señor de los ejércitos,

bendice tus banderas;

amor de los que triunfan,

condúceles a ti.

Restituto del Valle Ruiz, OSA.

jueves, 24 de agosto de 2017

HOY...

TRAS MI VENTANA


La sombra se ha puesto un traje
de azul cobalto y de viento,
de viento sonando a luces:
rostros tras vidrios abiertos.

La luna de puro blanca
se quedó sola en el cielo
y se rompió en la campiña
en trozos de leche y miedo.

Hay un aroma cortante
con sabor a pino y cedro,
hay una pena temblando
entre los pliegues del tiempo.

Los hombres se habrán dormido,
rotos los gastados miembros,
acurrucando esperanzas
o mascullando deseos.

El rechinar de los grillos
y ese murmullo tan quieto
de la noche se deslizan
con el latir del destierro.

Yo me he quedado contigo,
velando tus sentimientos.


Pedro Miguel Lamet.

miércoles, 23 de agosto de 2017

HOY...

CANTEMOS AL AMOR


¡Oh luz de nuestras almas!

¡Oh Rey de las victorias!

¡Oh vida de la vida

y amor de todo amor!


A ti, Señor, clamamos.

¡Oh Rey de nuestras almas,

tu nombre bendecimos,

¡oh Cristo Redentor!


¿Quién como tú, Dios nuestro?

Tú reinas y tú imperas,

aquí te siente el alma,

la fe te adora aquí.


Señor de los ejércitos,

bendice tus banderas;

amor de los que triunfan,

condúceles a ti.


Restituto del Valle Ruiz, OSA.

martes, 22 de agosto de 2017

HOY...

NIÑOS OPTIMISTAS


Si tienes hijos, puede resultar muy fácil centrarse en lo negativo. Y no es de extrañar: gracias a las noticias 24 horas, a las redes sociales, a las notificaciones de los teléfonos móviles e incluso a otras fuentes inesperadas como YouTube o Instagram, los niños están rodeados de tristeza y pesimismo. Fijémonos en el mundo en el que les ha tocado vivir: la tasa de suicidio ha aumentado, el ciberacoso está en auge, el mundo está más dividido que nunca y ahora la gente se dedica a retransmitir asesinatos y suicidios en directo. Es comprensible que no te apetezca sonreír y transmitir a tus hijos mensajes optimistas con respecto al futuro todos los días.

Pero no te rindas. Por irónico que suene, aunque los medios de comunicación y la tecnología parezcan la causa del pesimismo colectivo, también son esenciales para superarlo; ya sea utilizándolos con cabeza o sabiendo cuándo dejarlos a un lado. A continuación, encontrarás seis formas de ver el vaso medio lleno:

Cambiar de perspectiva

Cuando la tragedia vuelve a hacer acto de presencia en el mundo, la revivimos cada vez que encendemos la televisión, que entramos en una red social, que miramos las notificaciones del móvil o que pasamos por un quiosco lleno de periódicos con titulares sensacionalistas. Los padres entendemos que los medios de comunicación exageran ciertas noticias para atraer miradas y clics. Pero los niños no tienen por qué entender la relación existente entre las fuentes de información, los patrocinadores y el público. La forma en la que reaccionamos a las noticias marca la diferencia en la manera en la que van a procesarlas nuestros hijos. Ayúdalos a mirar las cosas desde otra perspectiva y explícales que muchas veces no es más que mucho ruido y pocas nueces. Cuando se le da a las cosas la importancia que verdaderamente merecen, los niños tienen menos miedo y recuperan la esperanza.

Demostrar agradecimiento

Alimenta el carácter de tus hijos para combatir la actitud derrotista. Un carácter fuerte será un importante pilar para ellos cuando el resto del mundo sea un caos. Tómate tu tiempo para hablar de las cosas por las que te sientes agradecido. Anímalos a no rendirse a pesar de los obstáculos y a tener compasión con los demás. Existen estudios que demuestran que expresar la gratitud hace que nos sintamos más optimistas. Puedes ver con tus hijos estas películas para empezar el diálogo sobre el tema.

Desmontar las noticias falsas

Muchos niños dicen ser incapaces de diferenciar las noticias falsas de las reales en internet. La confusión, las dudas y la falta de confianza se interponen en el camino hacia el optimismo. Pero nuestros hijos tienen las herramientas necesarias para combatir las noticias falsas. Tienen a su disposición herramientas en línea para comprobar y descubrir la verdad (o, al menos, para desenmascarar los fraudes). Se pueden negar a contribuir a la difusión de información falsa al no compartir contenido que no puedan verificar. Y pueden alzar la voz cuando vean información dudosa. Comprobar de primera mano la información empodera.

Plantar cara a los ciberacosadores

Enséñales a tus hijos que pueden parar los pies a los acosadores. Cuando vean que están acosando a alguien —en las redes sociales o en los juegos en línea—, no deben quedarse de brazos cruzados. Aunque nunca deberían hacer nada que les ponga en peligro, hay formas seguras de ofrecer su apoyo. Pueden llamarles la atención a los ciberacosadores, denunciarlos, defender o mandar un mensaje privado a la víctima para que tenga claro que alguien se preocupa por ella. No es ser un chivato. Es responsabilidad de todos que la experiencia de navegar por internet siga siendo positiva y productiva. Al plantar cara a los ciberacosadores demostramos que tenemos fe en que podemos cambiar las cosas.

Acabar con el discurso del odio

El anonimato que proporciona internet puede tener consecuencias involuntarias. Por ejemplo, la gente piensa que puede hablar con odio o compartir imágenes ofensivas sin miedo a ser descubierta. Y puede que tengan razón, pero el discurso del odio se cobra sus víctimas. Aunque ciertas instituciones están empezando a castigar a aquellos que difunden contenidos ofensivos, no deberíamos esperar a llegar a ese punto. El discurso del odio es muy dañino, contribuye a crear un ambiente negativo y, en ocasiones, es un grito de socorro de alguien que lo está pasando mal. Explícales a tus hijos cómo lidiar con él: que no respondan, que bloqueen a las personas que lo difundan, que denuncien a los ofensores y que no lo compartan. Si tus hijos consiguen influir en otra persona para que pase de los contenidos negativos, es posible que esa persona influya en otra, y esa, en otra...

Desconecta de vez en cuando

Coge a tus hijos y a tu pareja, si es que tienes, y desconectad del mundo. Si estáis todos juntos, no os vais a perder nada importante. El mero hecho de estar juntos, leer, cenar sin ningún dispositivo electrónico o charlar os recargará las pilas y os transmitirá el mensaje de que el tiempo en familia es lo más importante. Los expertos recomiendan este tipo de actividades porque la acumulación de malas noticias puede ser abrumadora y debilitante. Y si incluso los adultos nos sentimos así, imagínate cómo pueden reaccionar los niños a ese torrente de información constante. Al gestionar los medios de comunicación y pasar tiempo en familia, les estarás enseñando a tus hijos lo que es verdaderamente importante.
Escrito por Caroline Knorr, Common Sense Media
Publicado originalmente en la edición estadounidense del 'HuffPost'