ENTENDER EL MATRIMONIO (I)
Nuestra sociedad nos prepara para el oficio más sencillo, pero,
para el trabajo más complicado de la tierra, que es la convivencia en
matrimonio y la educación de los hijos, la mayoría de nosotros acudimos sin
ningún tipo de preparación. Es más, la mayoría de nosotros emprende esta
aventura con una mochila repleta de expectativas falsas, creencias irracionales
y mitos y falacias que no se corresponden con la realidad.
Aquí hay algunas verdades, un mini-manual que te puede ayudar a
entender lo que es normal y hasta necesario, para que una relación prospere.
1. A amar y a convivir se aprende.
Nadie nace sabiendo. Necesitamos aprender a pensar en hacer
feliz al otro en vez de medir lo que el otro hace por ti, a renovar la ilusión,
a comunicarnos sin herir sus sentimientos, a dialogar, a negociar, a gestionar
de forma constructiva nuestras emociones. Pero tampoco nos lo enseñan, a pesar
de ser más importante para nuestra felicidad que las matemáticas o la
asignatura que creas más relevante. Debería ser una asignatura obligada en el
currículum académico.
2. No confundas el verdadero amor con la pasión y la locura
transitoria inicial.
“Estar enamorado es una etapa de la relación que no dura para
siempre”. Estos fuegos duran entre dos y cuatro años. Las personas que sólo
desean vivir este tipo de relación, se ven obligados a estar cambiando
constantemente de pareja, experimentando con cada ruptura el dolor que conlleva
y los periodos de soledad no deseada hasta que vuelve a aparecer una nueva
pareja en el horizonte.
3. El amor crece con el tiempo y con esfuerzo.
Aprende a construir y mantener un amor. Compartimos la falsa
creencia que si las cosas marchan bien es que estamos enamorados y si tenemos
dificultades significa que no lo estamos. Otro error es creer que el amor es
cuantificable y que siempre hay que tener el máximo y que toda la vida va a
durar el amor o la pasión inicial. La realidad es que el verdadero amor crece
con el tiempo y con esfuerzo. Tu relación de pareja es como un jardín que
requiere atención y cuidado, y si lo abonas, lo riegas y arrancas las malas
hierbas, florecerá durante toda la vida. En cuanto dejas de hacerlo tu relación
puede empezar a agostarse.
4. No esperes que tu pareja satisfaga todas tus necesidades.
La única persona capaz de hacerte feliz y llenar tu vida eres tú
mismo. No pretendas que el otro lo haga por ti. Y sólo si eres capaz, de
satisfacer tus necesidades y vivir una vida plena, serás capaz de hacerle feliz
al otro. Tu pareja también es el único responsable en lo que a su felicidad y a
su vida concierne.
5. No siempre y en todo momento te vas a sentir atraído por tu
pareja.
Aunque sabemos esto intelectualmente, cuando la falta de
atracción aparece en el matrimonio, y va a aparecer seguro en un momento u
otro, la gente piensa que ya se ha acabado. Los medios de comunicación nos
bombardean constantemente con mitos y falacias acerca de lo que es el amor y la
mayoría de la gente no tiene otra fuente de información. Una de las falacias
más frecuentes que nos transmiten es que si no te siente tremendamente atraído
por tu pareja, significa que estás con la persona equivocada. La convivencia
hace que veamos a nuestra pareja en situaciones muy diferentes –desde
atractivamente vestida para un evento especial hasta desaliñada y con mala cara
cuando se encuentra enferma–. Incluso en el transcurso de un día o una hora, la
atracción puede fluctuar, y eso es completamente normal. Saber esto puede
ahorrarte mucha ansiedad innecesaria y ayudarte a normalizar y no alarmarte
cuando no experimentas el momento más álgido de la atracción. Tu pareja no te
va a gustar en todo momento y en toda situación y tú no le vas a gustar
siempre.
6. Los periodos de desamor forman parte del verdadero amor.
Una falacia muy frecuente es pensar: “Nos conocemos, nos
enamoramos, y así viviremos felices para siempre.” Este modelo nos oculta una
parte esencial: el desamor. Y si no experimentas en estos momentos una etapa de
enamoramiento, no significa que todo se ha terminado. Significa que puedes
dedicar tiempo y energía a mejorar vuestra relación: compartir intereses, hacer
cosas juntos, viajar, hablar entre vosotros (siempre que sepáis hablar entre
vosotros sin heriros, para lo cual es necesario ser hábil en habilidades de
comunicación) para hacerle florecer de nuevo vuestra relación. Incluso, si no
experimentas una gran pasión, no significa que tu relación esté agotada o
condenada al fracaso. Algunas personas lo experimentan con más frecuencia que
otras, y no hay absolutamente ninguna correlación entre experimentar una etapa
de enamoramiento y el éxito de una relación.
Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario