ENTENDER EL MATRIMONIO (II)
Continuamos...
7. Ten presente que van a atravesar alguna crisis, pero que
puede ayudarlos a crecer y fortaleceros como pareja.
Saberlo es la mejor forma de prepararse para ello, de que no te
tome desprevenido. Forma parte de la vida. No pienses que todo se ha terminado,
es el momento de poner a prueba vuestro amor y vuestras fortalezas.
8. No esperes a sentir para hacer. Primero viene el comportamiento
y luego la emoción.
Lo que se no se utiliza se pierde pero no esperes a sentir deseo
o afecto para implicarte en relaciones íntimas con tu pareja o para expresarle
tu amor. Empieza a practicar ambas cosas y tu amor y tu anhelo por el otro
crecerán como la espuma. Hay momentos en que el estrés del trabajo y de la vida
cotidiana, el cuidado de los niños pequeños o el cansancio emocional derivado
de la educación de los hijos adolescentes ahogan ambos sentimientos. Pero no
los dejes morir, busca espacios de encuentros, escapadas juntos y formas de
reavivar ambas cosas.
9. El sexo es un acto sagrado de dar y recibir.
La falta de una adecuada educación emocional y sexual es otra
carencia de nuestro currículum. Aprendemos de los medios de comunicación, los compañeros,
y ahora, cada vez más, de la pornografía, que el sexo es algo que se utiliza
para obtener la propia satisfacción, la aprobación o la seguridad. La
sexualidad sana no es ninguna de esas cosas. El sexo es una expresión de amor,
un acto de conexión donde se practica el arte y habilidad de dar y recibir.
10. El matrimonio es un crisol diseñado para ayudarte a crecer.
El matrimonio no es “felices para siempre”, no es el final del
camino, el lugar de descanso de la felicidad eterna. El matrimonio es uno de
los caminos más desafiantes y gratificantes que podemos acometer los seres como
humanos. Es la oportunidad diaria de desarrollar la mejor versión de nosotros
mismos, el amor, la generosidad, el sentido del humor, la inteligencia
emocional, la compasión, el perdón… y muchas otras virtudes con las que no
nacemos.
11. La vida con los niños pequeños es muy agotadora y con los
adolescentes muy estresante.
Tener hijos es una de las cosas más maravillosas que puedes
hacer. Es una inversión para el futuro. Pero, es una fuente de estrés y
desavenencias incluso en el mejor de los matrimonios. Resulta un pequeño
milagro que las parejas jóvenes sobrevivan, hoy día, a la crianza, debido a las
exigencias de tiempo y esfuerzo, al cansancio físico y emocional que genera, y
las piruetas que hay que hacer para satisfacer las necesidades de la pareja.
Saber esto puede ayudarte a resistir estos años difíciles, mientras no te
olvides que todo acaba pasando, y de lo importante que es encontrar el tiempo
para cuidar vuestra relación como pareja.
Pertenecer a un grupo de matrimonios de apoyo y autoayuda o
asistir a una Escuela de Padres puede ser un recurso maravilloso para aprender
cómo otros afrontan los mismos problemas, para normalizar lo que os ocurre y
ver que no estáis solos.
12. En algún momento de tu vida matrimonial va a aparecer otra
persona por la que te sientas atraid@.
A la mayoría de la gente le ocurre. ¡Deberían advertírnoslo! Y
cuando ocurra no pienses que es que tu matrimonio falla o te has equivocado de
persona. Simplemente te has sentido atraído por otra persona, lo que demuestra
que estás vivo y eres un ser humano. Cuando notes que esto acontece, no te
dejes arrastras por esa nueva persona, no abras una ventana y dejes que se
cuele (no le cuentes tus problemas, limítate a las relaciones profesionales y
si es necesario frecuéntala menos, dedica tiempo a tu pareja y renovar vuestra
relación), levanta un muro, si no, cuando menos te lo esperes, te sentirás
atrapad@. No te engañes pensando que tú lo controlas, no pienses que como
tienes una buena relación, no va a pasar. Ocurre a pesar de tener un buen
matrimonio.
Después de leer todo esto pensarás que “a ver quién es el guapo
que se casa”. Si las mariposas en el estómago no duran para siempre, si además
tener una buena relación exige esfuerzo y trabajo, si los hijos te cansan
física y emocionalmente, entonces… ¿qué gano? Puedes ganar muchas cosas.
¿Sabías que la gente casada es más feliz, vive más tiempo, tiene menos
enfermedades y envejece mejor que la gente soltera, viuda o separada?
Todas estas cosas de las que hemos hablado, seguramente te van a
ocurrir en algún momento. Y no son indicativas de que te has equivocado de
pareja o que tú matrimonio no funciona. Son experiencias normales. Aprovéchalas
para invertir en mejorar, regar, abonar tu relación, aprender de las
dificultades y crecer con las crisis como persona y cómo pareja.
Carmen Serrat Valera / ReL
(artículo extractado)
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