5 remedios contra la tristeza
Carlo
de Marchi, vicario de la región de Italia Centro-Sur, recopiló estas ideas de
Santo Tomás en lenguaje informal en un congreso en Florencia.
Cada
uno de nosotros ha atravesado días tristes, días en los cuales no se logra
superar una cierta pesadez interior que contamina el ánimo y dificulta las
relaciones con los demás.
¿Existe
algún truco para superar el malhumor y recuperar la sonrisa? Santo Tomás de
Aquino propone cinco remedios de sorprendente eficacia contra la tristeza
1.
El primer remedio es concederse un placer.
Es
como si el famoso teólogo hubiese intuido ya hace siete siglos la idea, tan
difundida hoy, de que el chocolate es antidepresivo. Quizá parezca una idea
materialista, pero es evidente que una jornada llena de amarguras puede
terminar bien con una buena cerveza.
Que
algo así sea contrario al Evangelio es difícilmente demostrable: sabemos que el
Señor participaba con gusto en banquetes y fiestas, y tanto antes como después
de la Resurrección disfrutó con gusto de las cosas bellas de la vida.
Incluso
un Salmo afirma que el vino alegra el corazón del hombre (aunque es preciso
aclarar que la Biblia condena claramente las borracheras).
2.
El segundo remedio es el llanto.
A
menudo, un momento de melancolía es más duro si no se logra encontrar una vía
de escape, y parece como si la amargura se acumulase hasta impedir llevar a
cabo la tarea más pequeña. El llanto es un lenguaje, un modo de expresar y
deshacer el nudo de un dolor que a veces nos puede asfixiar. También Jesús
lloró.
El
Papa Francisco señala que «ciertas realidades de la vida se ven solamente con
ojos que han sido limpiados por las lágrimas. Invito a cada uno de vosotros a
preguntarse: ¿Yo he aprendido a llorar?»
3.
El tercer remedio es la compasión de los amigos.
Me
viene a la cabeza el personaje del amigo de Renzo, en el famoso libro Los
novios, que en una gran casa deshabitada a causa de la peste va desgranando las
grandes desgracias que han sacudido a su familia.
«Son
hechos horribles, que jamás hubiera creído que llegaría a ver; cosas que quitan
la alegría para toda la vida; pero hablarlas entre amigos es un alivio».
Es
algo que hay que experimentar para creerlo. Cuando uno se siente triste, tiende
a ver todo de color gris. En esas ocasiones es muy eficaz abrir el alma con
algún amigo. A veces basta un mensaje o una llamada de teléfono breve y el
panorama se ilumina de nuevo.
Asomarse
a la ventana de la verdad y la belleza puede liberar el alma de las feas
paredes de la habitación de la tristeza
4.
El cuarto remedio contra la tristeza es la contemplación de la verdad.
Es
el fulgor veritatis del que habla san Agustín. Contemplar el esplendor
de las cosas, en la naturaleza o una obra de arte, escuchar música,
sorprenderse con la belleza de un paisaje… puede ser un eficaz bálsamo contra
la tristeza.
Un
crítico literario, pocos días después del fallecimiento de un querido amigo,
tenía que hablar sobre el tema de la aventura en Tolkien. Inició así: «Hablar
de cosas bellas ante personas interesadas es para mí un verdadero consuelo…»
5.
Dormir y darse un baño.
El
quinto remedio propuesto por santo Tomás es el que quizá uno menos podría
esperar de un maestro medieval. El teólogo afirma que un remedio fantástico
contra la tristeza es dormir y darse un baño. La eficacia del consejo es
evidente. Es profundamente cristiano comprender que para remediar un mal
espiritual a veces resulta necesario un alivio corporal. Desde que Dios se ha
hecho Hombre, y por tanto ha asumido un cuerpo, el mundo material ha superado la
separación entre materia y espíritu.
Un
prejuicio muy difundido es que la visión cristiana del hombre se basa sobre la
oposición entre alma y cuerpo, y este último sería siempre visto como una carga
u obstáculo para la vida espiritual. En realidad, el humanismo cristiano
considera que la persona (alma y cuerpo) resulta completamente espiritualizada
cuando busca la unión con Dios.
Usando palabras de san Pablo, existe un cuerpo
animal y un cuerpo espiritual, y nosotros no moriremos, sino que seremos transformados,
porque es necesario que este cuerpo corruptible se vista de incorruptibilidad,
que este cuerpo mortal se vista de inmortalidad