EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

lunes, 31 de julio de 2017

domingo, 30 de julio de 2017

HOY.. EL EVANGELIO (Mt 13, 44-52)

DEJARLO TODO



El Reino de los Cielos, dice Jesús, se parece a un hombre que encuentra un tesoro en el campo y vende todo lo que tiene para comprar el campo. Hace una comparación parecida con el comerciante de perlas finas. Tanto el hombre del campo como el comerciante de perlas finas andaban buscando algo. La cuestión que nos podemos plantear es: ¿estamos buscando nosotros algo? ¿Nos creemos de verdad que hay un tesoro escondido o una perla preciosa? Dicho en otras palabras, ¿estamos dispuestos a venderlo todo a cambio de ese tesoro o de esa perla?

De nuestra sociedad se ha dicho muchas veces que vive en un tiempo de desencanto, de desilusión. Si hubo un tiempo en el que soñamos que otro mundo era posible, hoy parece que a muchos la perspectiva se nos ha hecho más corta y no pensamos sino en cómo sobrevivir, en cómo ir tirando. Nada más. Es como si hubiésemos descubierto que no hay nada por lo que valga la pena “venderlo todo”. Y de hecho no estamos dispuestos a sacrificar nada de lo poco que tenemos. No estamos seguros de que exista ningún tesoro escondido ni ninguna perla preciosa. No estamos seguros de que valga la pena luchar por el Reino de los cielos. ¿Qué reino es ése? Después de años de lucha y de esfuerzo, ¿qué hemos logrado? Nos hemos quedado decepcionados. No hay nada por lo que luchar. ¡Dejémonos de sueños!

Pero Jesús sigue proponiendo un ideal absoluto. Por el Reino de los cielos vale la pena “dejarlo todo”. ¿Qué es todo? “Todo” es la seguridad económica, la buena fama, las expectativas de la familia. “Dejarlo todo” significa vivir al estilo de Jesús, tratar de actuar como Jesús lo haría, ser portadores y mensajeros del amor de Dios para con los pobres y necesitados de todo tipo. ”Dejarlo todo” significa no guiarse por los criterios egoístas de este mundo, dejar de acaparar y comenzar a compartir, relacionarse con los demás de forma gratuita y no ponerle precio a todo lo que hacemos. Para “dejarlo todo” no hace falta abandonar materialmente a la familia o meterse en un convento. Se puede seguir en el mismo trabajo y vivir en la misma casa. La diferencia es que uno se guía por los criterios del Evangelio para vivir. Entonces se empieza a ser ciudadano del Reino. Se adquiere una nueva identidad: la de hijo/hija de Dios Padre y hermanos en Jesús de todos los hombres y mujeres. 

Pero para llegar ahí es necesario creer firmemente que hay un tesoro y que ese tesoro es lo mejor que nos podemos encontrar en la vida, que por ese tesoro vale la pena dejarlo todo. Que Dios nos dé discernimiento y sabiduría como a Salomón para conocer lo que es justo y bueno.

sábado, 29 de julio de 2017

HOY... UNA REFLEXIÓN

VERDADERA PALABRA



¿Ha perdido fuerza el Evangelio? ¿Por qué tanta gente no lo escucha no parece interesarles? Preguntémonos nosotros, creyentes y a la escucha de la palabra, qué mantiene la fuerza y vitalidad de nuestra fe. Isaías dijo en nombre del Señor: "Como bajan la lluvia y la nieve, y no vuelven sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, así será mi palabra". Todos debemos escucharla y orar con ella, ponernos en contacto con cristo y aceptar sus exigencias. Una y otra vez. Resulta sorprendente y vergonzosos comprobar que buena parte de los creyentes apenas leemos los evangelios no reflexionamos sobre ellos, empobreciendo así nuestra vida espiritual, al quedar ella sin alimento verdadero, sin contacto auténtico con la vida y la doctrina de Cristo. Cuántas veces nos fiamos más, de hecho, de libritos o fervorines que de la verdadera palabra que salva. 

jueves, 27 de julio de 2017

HOY...

EL PESO DEL RENCOR




El tema del día era el Resentimiento, y el maestro nos había pedido que lleváramos patatas y una bolsa de plástico. Ya en clase elegimos una patata por cada persona a la que guardábamos resentimiento. Escribimos su nombre en ella y la pusimos dentro de la bolsa. Algunas bolsas eran realmente pesadas. El ejercicio consistía en que durante una semana lleváramos con nosotros a todos lados esa bolsa de patatas. Naturalmente la condición de las patatas se iba deteriorando con el tiempo. El fastidio de acarrear esa bolsa en todo momento me mostró claramente el peso espiritual que cargaba a diario y cómo, mientras ponía mi atención en ella para no olvidarla en ningún lado, desatendía cosas que eran mas importantes para mí.
Todos tenemos patatas pudriéndose en nuestra "mochila" sentimental. Este ejercicio fue una gran metáfora del precio que pagaba a diario por mantener el resentimiento por algo que ya había pasado y no podía cambiarse. Me di cuenta que cuando hacía importantes los temas incompletos o las promesas no cumplidas me llenaba de resentimiento, aumentaba mi stress, no dormía bien y mi atención se dispersaba.

Perdonar y dejarlas ir me llenó de paz y calma, alimentando mi espíritu. La falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario a gotas pero que finalmente nos termina envenenando. Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro sin darnos cuenta que los únicos beneficiados somos nosotros mismos.

El perdón es una expresión de amor.
El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.

No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes. Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.

El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó.
La falta de perdón te ata a las personas con el resentimiento. Te tiene encadenado. La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes.

El perdón es una declaración que puedes y debes renovar a diario. Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.

"La declaración del Perdón es la clave para liberarte". ¿Con qué personas estas resentido? ¿A quienes no puedes perdonar? ¿Eres tú infalible y por eso no puedes perdonar los errores ajenos? Perdona para que puedas ser perdonado, recuerda que con la vara que mides, serás medido... El perdón es la expresión máxima del amor.

"Aligera tu carga y estarás más libre para moverte hacia tus objetivos".

miércoles, 26 de julio de 2017

HOY...ENTREVISTA

UN SACERDOTE "NORMAL"


Esteban Díaz Merchán, de 51 años, es sacerdote desde hace 26 años, cuando fue «llamado por su inmensa gracia a servir a la gente a través de su Iglesia, y contando con mis debilidades», según él mismo afirma. En este tiempo mucho le ha dado tiempo a hacer y lugares a recorrer antes de llegar a la provincia de Salamanca, donde actualmente ejerce su ministerio en los municipios de Mogarraz, San Martín del Castañar, Cereceda de la Sierra y Las Casas del Conde, además de formar parte del equipo pastoral del colegio Maestro Ávila en la capital.

-¿Cuál es el trabajo que realiza en Salamanca?

- Soy miembro de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, que me confió colaborar en el Colegio Maestro Ávila (Salamanca) en el equipo de Pastoral, junto a otros profesores. Mi trabajo en la Diócesis de Salamanca es acompañar desde octubre de 2014 las comunidades cristianas de las parroquias de Mogarraz, San Martín del Castañar, Las Casas del Conde y Cereceda de la Sierra.

- ¿Y antes de llegar a Salamanca?

- He sido encargado de tareas sacerdotales diversas en siete destinos. He trabajado en seminario menor, seminario mayor, parroquias de barrio en ciudad, parroquia de urbanizaciones, he impartido clases en instituto público y en seminario, y ahora vivo mi ser sacerdote en el colegio y en comunidades del mundo rural. He vivido en Toledo, Madrid capital, Guadix (Granada), Valladolid, Majadahonda (Madrid) y Salamanca.

- Mucho movimiento. ¿Cuáles son sus raíces?

- Soy toledano, pero “me nacieron” en Madrid. Mi pueblo de pacer es Val de Santo Domingo. Mi familia es de gente sencilla y buena. De ellos aprendí a poner oído a la vida y a Dios. Mi padre, agricultor y albañil, y mi madre siempre atareada en el hogar, nos mostraron en casa el camino de lo sencillo y profundo, intentando hacer las cosas bien. Mi hermana y su familia, y la familia más amplia vivimos dispersos, pero gracias al “guasap” contactamos con frecuencia, para las risas y las lágrimas… y para las migas familiares de cada invierno.

- ¿Los sacerdotes tienen una infancia y juventud normal?

- Habrá de todo… A mí me gustaba el fútbol y la música heavy. Los sacerdotes de mi entorno en el pueblo llamaron mi atención, porque no eran “poderosos”, sino entregados y generosos. Seguro que Dios se sirvió de ese virus vocacional en mi caso. Siendo yo un jovencito de 12 años, el cura de mi pueblo, con gran sentido práctico, nos ilusionó a un grupo de monaguillos y nos recibieron en el nutrido Seminario de Toledo. Allí ahondamos en nuestra formación humana y cristiana. Eran los años finales de los 70, con sus melenas incluidas. En este seminario conocí a la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, que desde entonces me acogió y es también mi familia de fe. De estos sacerdotes me impactaba su cercanía, su convivencia jovial y fraterna. Trataban con cariño a mi familia, a todas. Un operario macoterano me propuso continuar mis estudios en Salamanca con los operarios. Siempre agradeceré a mi familia los esfuerzos económicos de esos tiempos… y la esperada y tranquilizadora beca de estudios.

- ¿Y lo de ser sacerdote? ¿Una llamada al móvil de parte de Dios?

- Salamanca y el Aspirantado Maestro Ávila, en la calle Fonseca, fue otro descubrimiento. Tiempo duro de estudio, a la vez que mucha confianza en un real clima de familia, aliñado con oración, silencio, deporte, amistades, campamentos… La llamada de Dios en mí iba creciendo sin ruido. Jesucristo me ganó y aceptó mis cualidades y mis pobrezas. Años de búsqueda y respuesta a Cristo y su Iglesia… ¡Todos nos jugamos la única vida que tenemos! Después de los Estudios de Teología en la ‘Ponti’, me destinaron a Madrid, a la Parroquia de San Cristóbal y San Rafael, donde recibí la Ordenación Sacerdotal; era 1991.

- ¿Siempre ha desarrollado su labor sacerdotal conviviendo con otros sacerdotes?

- Sí. Esto es lo peculiar de nuestra vida como sacerdotes operarios. La vida en equipo, en grupo, en colaboración. Los otros te llevan adonde tú nunca llegarías solo. Es alentador trabajar junto a otros y vivir lo excepcional y también lo aburrido; los triunfos y también las decepciones. Si como sacerdotes no somos personas enteras, no habrá mensaje creíble sobre Cristo que podamos anunciar. Vivir en comunidad es un regalo, una oportunidad, pero también una tremenda exigencia, llena de tropezones. La Hermandad a la que pertenezco es una Asociación Sacerdotal fundada en Tortosa (Tarragona) en 1883 por el sacerdote Manuel Domingo y Sol que se desvivió por los seminaristas pobres e incrementó la formación sacerdotal en España y otros países. Su intuición fundamental es vocacional: Dios llama a todos porque nos ama y nos salva. Y después comprobó que la tarea, en la asociación sacerdotal que él inició, era fundamental realizarla en equipo, ayudándose y corrigiéndose como hermanos.

- ¿Qué ha encontrado en su vida en los pueblos de la Sierra de Francia a los que ahora está unido?

- Fue un notable contraste con mi realidad sacerdotal anterior. Venía de un ambiente urbanita, de una querida comunidad amplia con muchas familias, jóvenes y niños durante todo el año. Y aquí, en medio de los pueblos de esta exuberante y mágica Sierra, encontré el regalo de familias acogedoras y la sabiduría y paciencia y saber estar de la gente mayor. Y sigo aprendiendo… En los tiempos que convivo en las comunidades siempre hay sorpresas personales; remarco algunas positivas: charlar un buen rato con quien te encuentras, visitar y confortar a personas enfermas o impedidas, hablar con quien tiene alguna necesidad, orientar hacia servicios sociales o de orden institucional, felicitar por acontecimientos alegres, acoger las lágrimas del duelo o las enfermedades, compartir alimento y refresco en los hogares, o si se tercia en las bodegas o bares… En definitiva, vivir ese momento como único, irrepetible. Y vivirlo en Cristo; los clásicos decían “vivir en presencia de Cristo”. Muchos pretextos son buenos para hacer de la vida el arte del encuentro. Con frecuencia pienso ¿Qué haría Jesús, y cómo? También hay situaciones generales muy dolorosas; serían numerosas de citar; subrayo la falta de expectativa laboral para quienes quieren mantener su familia, especialmente los jóvenes, y el abandono del mundo rural por las instancias públicas.

- ¿La eucaristía del domingo os tiene muy ajetreados a los sacerdotes del mundo rural?

- Sí. Quisiéramos llegar a todos los pueblos y comunidades. Pero las cuentas no salen y eso de “un cura, un pueblo” es ya del siglo pasado. Debemos hacer kilómetros de carretera, pero, sobre todo, hemos de relanzar el rostro renovado de una Iglesia Conciliar y Evangélica que nos anima a compartir misión con los seglares, a crear cimientos de comunidad, a estar cercanos a los más débiles, a celebrar la vida, en definitiva, a confiar más en Dios y menos en nuestros programas. Si la eucaristía no nos lleva a ese estilo de vida, es que lo estamos viviendo mal, y poco importa si el templo está lleno por ser las fiestas del pueblo. La eucaristía del domingo es el culmen de la semana que hemos vivido y quiere ser la fuente que alimente la semana por venir. Cada eucaristía es recibir alimento y cobijo de Dios, un tomarnos el pulso sobre nuestra vida y afrontar retos.

- ¿Cómo llegar a todos los municipios, sobre todo, en días en los que la actividad se triplica?

- Efectivamente. Soy de un pueblo, pero hasta ahora no había sido sacerdote para varios pueblos. Lo primero que agradeces es la vida de sacerdotes anteriores, que desde hace décadas, inviernos duros y veranos agobiantes, han sacrificado su ministerio para llevar a estas comunidades la Buena Noticia de Jesús. Experimento caminar por un cauce ya roturado. También agradecemos los sacerdotes la vida de personas que en cada Comunidad cuidan la vida parroquial con todo interés, desde las cosas de sacristía, hasta los importantes detalles sobre personas o situaciones de cada pueblo. Estas personas merecen agradecimiento pues están enraizados en el Evangelio, sin reclamar ningún reconocimiento. Mencionaré lo importante que es, en nuestra Diócesis y en este Arciprestazgo de la Virgen de la Peña, trabajar y orar por vivir en verdadera comunión, interesados ahora en el aterrizaje de la Asamblea Diocesana 2014-6. Y luego, en el día a día, sigue lo importante cuando estás con cada persona, con cada familia, con cada grupo. La tarea del sacerdote es una labor a fuego lento, al modo artesanal, dando importancia a los detalles, y sin esperar recompensas. Ojalá tuviéramos tiempo abundante para poder darlo y menos kilómetros que recorrer.

- ¿Qué claves encuentra en su trabajo con los jóvenes del colegio y los de la Sierra?

- Los jóvenes son inquietos y buscadores en todos sitios. Los educadores intentamos ofrecer a los niños y jóvenes valores que brotan del Evangelio de Jesús para que sean personas y ciudadanos íntegros: una clave esencial es la inclusión, valorando a todos, especialmente a los más débiles, pues todos valemos, tenemos valor por “ser” hijos de Dios y no por lo que podamos hacer o lograr. También fortaleciendo la idea de grupo, de comunidad, generando cauces de trabajo cooperativo. A la vez intentamos desarrollar actitudes para que los jóvenes sean personas libres, críticas, sanas afectivamente. En el Colegio Maestro Ávila esta oferta educativa está organizada; somos un Centro Educativo Privado Concertado, con Educación Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato y Ciclo Formativo en Artes Gráficas, y nuestro Departamento de Pastoral trabaja desde hace muchos años para ser un cauce que favorezca estos valores evangélicos; además explícita el mensaje cristiano celebrándolo. En los pueblos es más complejo para todos los sacerdotes, pues los jóvenes tienen su propio espacio educativo y participar en los actos religiosos o vincularse a la parroquia pasa por la decisión libre. Los jóvenes son siempre reto para la Iglesia en todos los espacios pastorales.

- ¿Cuál es la situación más difícil que le ha tocado vivir cómo párroco? ¿Y la qué más satisfacción le ha dado?

- Dice un cantautor moderno algo así: «Puedes olvidar con quien has reído, pero nunca olvidarás con quién has llorado». Las situaciones difíciles tienen que ver con la vida y la muerte. En cada entierro, en las visitas hospitalarias, intento calzarme las zapatillas de quienes sufren su enorme pesar. Todas estas realidades son duras. Experiencias necesitadas de vida auténtica. Y Cristo lo es.

Y en lo positivo, insisto en la realidad cotidiana del momento a momento. Cada encuentro con alguien es un mundo abierto al misterio de la otra persona y del Otro (Dios mismo en él). Y es que la vida es el arte del encuentro. Me gusta recordar esta frase del Talmud: «Quien salva una vida salva al mundo entero». En cada persona están todos. En cada minuto actual está toda tu vida.

Con especial alegría recuerdo las veces que puedo caminar un día o unas horas con alguna persona o grupo, por los caminos de la Sierra de Francia. Sigo aprendiendo senderos que me enseñáis los serranos. A veces voy con jóvenes, otras con adultos. Me encanta aprender especialmente de los más mayores, que trabajaron estas tierras… me impresionan los ‘paredones’ serranos, arquitectura laboral civil de años y generaciones.

- ¿Qué diferencias existen en ser párroco en el ámbito rural y en el ámbito urbano?

- He sido sacerdote en un barrio trabajador, en la Parroquia de Santa Teresa, en La Rondilla de Valladolid. Y durante estos últimos años estuve en la Parroquia Beato Manuel, en Majadahonda. Y puedo afirmar que las personas somos ‘una a una’. Hay virtudes y fallos en todos nosotros. Las generalizaciones no ayudan, aunque siempre los más pobres nos enriquecen, y los más sencillos son más avezados en encontrar lo importante de la existencia humana. Hay gente buena en todos sitios.

- ¿Hacia dónde cree que camina la Iglesia?

- No tengo nada de profeta. Sé que siempre hace falta confianza para dar el siguiente paso. En la vida religiosa y eclesial sucede igual: Si confiamos en Jesucristo todo marchará. Si nos descentramos crece enseguida la desesperanza. Para los cristianos es esencial vivir de Jesucristo; y desde él para todos. Si Cristo está, todo marcha, aunque aparentemente arrecie en la vida privada o en el plano social y público.
Artículo publicado en El Norte de Castilla

Esteban Díaz Merchán, durante su ministerio en Majadahonda, fue consiliario de un equipo ENS y desde hace muchos años mantiene una gran amistad personal con los redactores de este blog.

martes, 25 de julio de 2017

HOY... UN EJEMPLO

INVERSIÓN DE FUTURO




UN AMIGO ME PREGUNTÓ....
Por que gastar tanto dinero para que tu hijo entrene FÚTBOL???
RESPUESTA:
Bueno, tengo una confesión que hacer, yo no pago porque mi hijo entrene FÚTBOL.
Personalmente, no podría importarme menos el FÚTBOL
Así que, si no estoy pagando por el FÚTBOL, que estoy pagando??
- Pago por esas mil sonrisas que me regala el día de entrenamiento
- Pago por esos momentos en que mi hijo vuelve tan feliz de jugar que contagia alegría a mi familia.
- Pago por esos días que viene de la escuela demasiado cansado para ir a entrenar, pero va de todas formas, porque es un compromiso, y sabe que no puede fallarle al equipo.
- Pago para que mi hijo aprenda a ser disciplinado
- Pago para que mi hijo aprenda a cuidar su cuerpo y su mente
- Pago para que mi hijo aprenda a trabajar con los demás y sea un buen compañero.
- Pago para que mi hijo aprenda a lidiar con la decepción cuando no obtiene lo que esperaba, y que entienda que debe esforzarse más aún.
- Pago para que mi hijo sobrepase los obstáculos de la vida y aprenda a alcanzar todos sus objetivos.
- Pago para que nunca olvide que el éxito no ocurre de la noche a la mañana y para que entienda que necesita horas y horas de trabajo duro para mejorar en lo que se proponga.
- Pago por la oportunidad que tendrá mi hijo de hacer amistades para toda la vida.
- Pago para que mi hijo esté sobre el campo de juego y no frente al televisor, al celular o en la esquina "haciendo nada".
- Pago para que aprenda a ser humilde en el triunfo y digno en la derrota.
- Pago para que aprenda valores que lo conviertan en una persona de bien el día de mañana.
Podría seguir, pero para ser breve; NO PAGO POR EL FÚTBOL
PAGO POR LAS OPORTUNIDADES QUE LE OFRECE ESTE DEPORTE A MI HIJO DE DESARROLLAR HABILIDADES QUE LE SERÁN FUNDAMENTALES EN SU CRECIMIENTO, PARA QUE LOS VALORES QUE PRETENDEMOS ENSEÑARLE EN LA CASA SEAN REFORZADOS EN EL FÚTBOL Y LO ACOMPAÑEN PARA TODA LA VIDA.
Y POR LO QUE HE VISTO HASTA HOY..... CREO ES MI MEJOR INVERSIÓN!!!

lunes, 24 de julio de 2017

domingo, 23 de julio de 2017

HOY... EL EVANGELIO (Mt 13, 23-40)

SIEMBRA


Somos muy conscientes de la existencia de la cizaña en nuestro mundo. Continuamente los medios de comunicación nos ofrecen información de la violencia, muertes, odios y tantos otros signos de la cizaña que crece en nuestra sociedad. Por eso, cuando leemos el evangelio de hoy, enseguida se nos ocurre la aplicación a nuestra vida concreta, enseguida identificamos la cizaña, enseguida ponemos nombres y apellidos. Hasta en nuestra misma familia nos resulta fácil encontrar el garbanzo negro. Pero se nos olvida el lado positivo. 

Es que la parábola, en contra de los pesimismos que nos invaden tantas veces, lo primero que afirma es que hay mucho trigo sembrado. Tanto que vale la pena aguardar al momento de la cosecha para quitar la cizaña. Hay mucha buena semilla sembrada por el hijo del Hombre, como se dice en la explicación que el mismo Jesús hace de la parábola. Esa buena semilla está creciendo en nuestro mundo. Están los que sólo quieren ver la cizaña presente en el campo, pero la realidad es que predomina la buena semilla, el trigo. Si sólo hubiera cizaña, el dueño del campo habría dicho que lo arrancasen todo. No habría ninguna razón para esperar a la cosecha. Algo parecido nos dice Jesús en la parábola de la levadura. Apenas un poco de levadura es capaz de hacer que fermente toda la masa, por mucho que algunos piensen que es imposible. Frente a los que piensan que la manzana podrida estropeará al resto de las manzanas, Jesús –siempre revolucionario– afirma, y espera, que la manzana buena será capaz de transformar al resto. 

La primera lectura nos confirma en lo dicho. Nuestro Dios es todopoderoso y por eso mismo nos gobierna con indulgencia. Su poder se manifiesta en su capacidad para perdonar y dar la vida. O, como dice la segunda lectura, el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad e intercede por nosotros con gemidos inefables. El poder de Dios está de nuestro lado, está de lado de la vida y del bien y no dejará que la cizaña se salga con la suya. 

Las lecturas de este domingo nos traen un mensaje lleno de vida y esperanza. En nuestra sociedad, en nuestra familia, en cada uno de nosotros, hay mucho más de trigo que de cizaña. Hay mucho más salvable que condenable. Es más, ninguna persona está definitivamente condenada. Por todos nuestro Dios espera hasta el momento de la cosecha. Entonces será el momento de la purificación final que salvará todo lo que sea trigo en nosotros y nos liberará definitivamente del peso de la cizaña. El Espíritu Santo nos ayuda en ese camino. 

sábado, 22 de julio de 2017

HOY... AVISOS

PROHIBIDO QUEJARSE


Esta es la expresión que aparece en la puerta de la habitación del Papa Francisco en la Casa de Santa Marta donde reside. Parece ser que la idea se la pasó un psicólogo amigo suyo.
El texto del cartel concluye con un consejo: "Para volverse el mejor hay que concentrarse en las propias potencialidades y no en los límites, por lo tanto: deja de quejarte y actúa para hacer mejor tu vida".
Si esta frase la pronuncia un gurú de los de autoayuda ya había dado la vuelta al mundo y recibiría un montón de elogios y parabienes, pero como es el Papa...
Lo que está claro es que la frase nos viene muy adecuada para los cristianos, que no hacemos más que quejarnos por lo mal que está todo, por la secularización de la sociedad, porque la Iglesia parece que no se actualiza, porque los templos están cada vez más vacíos,... o sea el síndrome de victimismo al que también alude el Santo Padre.
La pregunta es ¿qué hacemos cada uno por vivir y presentar el Evangelio en nuestra acción cotidiana? ¿Cómo participamos en las Eucaristías? ¿Vemos nuestros puntos fuertes  o sólo nos quejamos por nuestras debilidades? ¿Irradiamos la alegría de ser cristianos? ¿Somos de verdad Iglesia?

viernes, 21 de julio de 2017

HOY... ALABAMOS

  CÁNTICO DE ISAÍAS


Siempre os daré, Señor, eternas gracias,
siempre confesaré vuestras grandezas
y siempre alabaré vuestras piedades,
pues justamente contra mí indignado,
contra mí justamente embravecido,
desde el instante que la culpa ingrata
de mis primeros padres os dio en rostro,
porque cuando llegó el dichoso tiempo,
de mí con vivas ansias esperado,
templasteis los enojos y las sañas,
y en piedades de Dios las convertisteis
con tan grande bondad, que por vos mismo
me consolasteis en mis aflicciones
y desahogasteis en mis desconsuelos.

Por lo cual confiado diré a voces:
Mirad cómo el Señor, que justamente
hasta aquí contra mí estaba enojado,
es ya quien me defiende y quien me ampara,
y que a mi Salvador tengo conmigo,
conmigo está, y estando de mi parte,
cuanto animoso viviré seguro;
porque con él, ¿qué habrá que temer pueda?
¿Qué habrá que temer pueda, cuando miro
que es Dios mi defensor y mi defensa,
mi escudo y fortaleza incontrastable?

Venid, hombres; venid, hombres sedientos,
venid, que el Salvador es todo fuentes,
de cuyas venas siempre inagotables
manan perennes dones y favores,
copiosos bienes, abundantes gracias;
venid, devotos, y sacad alegres
de ellas sus abundancias y dulzuras,
satisfaréis la sed insaciable;
en fin, en fuentes como de agua viva,
aguas que hartaros puedan sin hartaros,
y diréis en aquel dichoso día:
Alabad al Señor y bendecidle,
confesadle por Dios y engrandecedle,
invocad, invocad su santo nombre,
y con alegres voces celebradle.

Y tú, congregación de sus fieles,
amado pueblo, morador dichoso
del monte Sión, sagrado monte,
alégrate gozoso, alégrate alaba
con repetidos himnos y canciones
al Santo de Israel, al sólo Santo
y santificador, Dios poderoso,
Dios grande, Dios inmenso y admirable,
pues en medio de ti ves que le tienes,
como pastor en medio del rebaño,
en medio su familia como padre,
y como Rey en medio de su reino;
echadle mil gloriosas bendiciones,
reconocidos a sus largos dones.

José de Valdivieso.

jueves, 20 de julio de 2017

HOY... UNA ORACIÓN

SEÑOR, TÚ ME CONOCES

Tú, Señor, me conoces.
Conoces mi vida y mis entrañas,
mis sendas y mis sueños,
mis idas y mis vueltas,
mis dudas de siempre.
Tú eres, a pesar de mis fallos,
el Señor de mis alegrías y de mis penas.

Déjame estar en tu presencia.
Sosiégame.
Serena mi espíritu.
Abre mis sentidos.
Lávame con agua fresca.
Vísteme como a un hijo y háblame.

Haz posible lo imposible:
compromete mi vida
con un amor fuerte y responsable,
fiel –como el tuyo conmigo-
a los últimos, a los pobres, a los hermanos
en los que Tú, Señor, estás presente.

Florentino Ulibarri.

miércoles, 19 de julio de 2017

HOY...

LO PEQUEÑO Y SU IMPORTANCIA



Uno de los aspectos más negativos del cristianismo y que ha hecho mucho daño a lo largo de los siglos es el gusto por el triunfalismo, la sed de poder y el afán de imponerse a sus adversarios. Todavía hay cristianos que añoran una Iglesia poderosa que llene los templos, conquiste las calles e imponga su religión a la sociedad entera.
Hemos de volver a leer dos pequeñas parábolas en las que Jesús deja claro que la tarea de sus seguidores no es construir una religión poderosa, sino ponerse al servicio del proyecto humanizador del Padre -el reino de Dios- sembrando pequeñas «semillas» de Evangelio e introduciéndolo en la sociedad como pequeño «fermento» de una vida humana.
La primera parábola habla de un grano de mostaza que se siembra en la huerta. ¿Qué tiene de especial esta semilla? Que es la más pequeña de todas, pero, cuando crece, se convierte en un arbusto mayor que las hortalizas. El proyecto del Padre tiene unos comienzos muy humildes, pero su fuerza transformadora no la podemos ahora ni imaginar.
La actividad de Jesús en Galilea sembrando gestos de bondad y de justicia no es nada grandioso ni espectacular: ni en Roma ni en el Templo de Jerusalén son conscientes de lo que está sucediendo. El trabajo que realizamos hoy sus seguidores parece insignificante: los centros de poder lo ignoran.
Incluso los mismos cristianos podemos pensar que es inútil trabajar por un mundo mejor: el ser humano vuelve una y otra vez a cometer los mismos horrores de siempre. No somos capaces de captar el lento crecimiento del reino de Dios.
La segunda parábola habla de una mujer que introduce un poco de levadura en una masa grande de harina. Sin que nadie sepa cómo, la levadura va trabajando silenciosamente la masa hasta fermentarla por completo.
Así sucede con el proyecto humanizador de Dios. Una vez que es introducido en el mundo va transformando calladamente la historia humana. Dios no actúa imponiéndose desde fuera. Humaniza el mundo atrayendo las conciencias de sus hijos hacia una vida más digna, justa y fraterna.
Hemos de confiar en Jesús. El reino de Dios siempre es algo humilde y pequeño en sus comienzos, pero Dios está ya trabajando entre nosotros promoviendo la solidaridad, el deseo de verdad y de justicia, el anhelo de un mundo más dichoso. Hemos de colaborar con él siguiendo a Jesús.
Una Iglesia menos poderosa, más desprovista de privilegios, más pobre y más cercana a los pobres siempre será una Iglesia más libre para sembrar semillas de Evangelio y más humilde para vivir en medio de la gente como fermento de una vida más digna y fraterna.

José Antonio Pagola

martes, 18 de julio de 2017

HOY... UNA HISTORIA

UN SECRETO PARA LA FELICIDAD


Cierto mercader envió a su hijo con el más sabio de todos los hombres para que aprendiera el secreto de la felicidad. El joven anduvo durante cuarenta días por el desierto, hasta que llegó a un hermoso castillo, en lo alto de la montaña. Allí vivía el sabio que buscaba. 
Sin embargo, en vez de encontrar a un hombre santo, nuestro joven entró en una sala y vio una actividad inmensa; mercaderes que entraban y salían, personas conversando en los rincones, una pequeña orquesta que tocaba melodías suaves y una mesa repleta de los más deliciosos manjares de aquella región del mundo. 
El sabio conversaba con todos, y el joven tuvo que esperar dos horas para que lo atendiera. 
El sabio escuchó atentamente el motivo de su visita, pero le dijo que en aquel momento no tenía tiempo de explicarle el secreto de la felicidad. Le sugirió que diese un paseo por su palacio y volviese dos horas más tarde. 
-Pero quiero pedirte un favor- añadió el sabio entregándole una cucharita de té en la que dejó caer dos gotas de aceite-. Mientras caminas, lleva esta cucharita y cuida que el aceite no se derrame. 
El joven comenzó a subir y bajar las escalinatas del palacio manteniendo siempre los ojos fijos en la cuchara. Pasadas las dos horas, retornó a la presencia del sabio. 
¿Qué tal?- preguntó el sabio- ¿Viste los tapices de Persia que hay en mi comedor? ¿Viste el jardín que el Maestro de los Jardineros tardó diez años en crear? ¿Reparaste en los bellos pergaminos de mi biblioteca? 
El joven avergonzado, confesó que no había visto nada. Su única preocupación había sido no derramar las gotas de aceite que el Sabio le había confiado. 
Pues entonces vuelve y conoce las maravillas de mi mundo -dijo el Sabio-. No puedes confiar en un hombre si no conoces su casa. 
Ya más tranquilo, el joven tomó nuevamente la cuchara y volvió a pasear por el palacio, esta vez mirando con atención todas las obras de arte que adornaban el techo y las paredes.
Vio los jardines, las montañas a su alrededor, la delicadeza de las flores, el esmero con que cada obra de arte estaba colocada en su lugar. 
De regreso a la presencia del Sabio, le relató detalladamente todo lo que había visto. 
¿Pero dónde están las dos gotas de aceite que te confié? -preguntó el Sabio-.
El joven miró la cuchara y se dio cuenta de que las había derramado. 
Pues éste es el único consejo que puedo darte - le dijo el más Sabio de todos los Sabios-.
El secreto de la felicidad está en mirar todas las maravillas del mundo, pero sin olvidarse nunca de las dos gotas de aceite en la cuchara. 
El secreto de la felicidad está en saber disfrutar de los grandes placeres de la vida sin olvidar las pequeñas cosas que tenemos a nuestro alcance.

lunes, 17 de julio de 2017

HOY... CARTA

AMAR A  LOS ADULTOS MAYORES



Déjalo hablar... porque hay en su pasado un tesoro lleno de verdad, de belleza y de bien.

Déjalo vencer... en las discusiones, porque tiene necesidad de sentirse seguro de sí mismo.

Déjalo ir a visitar... a sus viejos amigos, porque entre ellos se siente revivir.

Déjalo contar... sus historias repetidas, porque se siente feliz cuando lo escuchamos.

Déjalo vivir... entre las cosas que ha amado, porque sufre al sentir que le arrancamos pedazos de su vida.

Déjalo gritar... cuando se ha equivocado, porque los ancianos como los niños tienen derecho a la comprensión.

Déjalo tomar un puesto... en el automóvil de la familia cuando van de vacaciones, porque el año próximo tendrás remordimientos de conciencia si el abuelito ya no está más.

Déjalo envejecer... con el mismo paciente amor con que dejas crecer a tus hijos, porque todo es parte de la naturaleza.

Déjalo rezar... como él sabe, como él quiere, porque el adulto mayor descubre la sombra de Dios en el camino que le falta recorrer.

Déjalo morir... entre brazos llenos de piedad, porque el amor de los hermanos sobre la tierra, nos hace presentir mejor el torrente infinito de amor del Padre en el Cielo.

domingo, 16 de julio de 2017

HOY... EL EVANGELIO (Mt 13, 1-23)

LA PALABRA


Vivimos en un mundo en el que hay muchas palabras. Los medios de comunicación han hecho que abunden y sobreabunden. Canciones, radios, televisiones, periódicos, revistas, voces, redes sociales... Tanto que a veces de tantas palabras como nos rodean no somos capaces de entender nada de lo que se dice. La palabra ha dejado de comunicar y se convierte en ruido. Sin embargo, en la Iglesia seguimos diciendo que la Palabra de Dios ocupa el lugar más central y privilegiado que puede existir en nuestra comunidad creyente. Pero, ¿qué es eso de la Palabra de Dios?

De entrada, Palabra de Dios son las lecturas que se leen cada día en la misa. Están tomadas de una colección de libros que llamamos la Biblia. Hasta ahí todos lo sabemos. Pero, y también lo sabemos, los libros que forman la Biblia no son libros normales. Para nosotros, los creyentes, esos libros están inspirados por el Espíritu Santo. Recogen la historia de Dios con la humanidad, las continuas ofertas de salvación hechas a una humanidad que parece siempre metida en su laberinto de violencia, dolor, desamor y muerte. Son fruto –y esto es lo más importante– del amor que Dios nos tiene. Son un testimonio vivo de ese amor. Leer esos libros es encontrarnos con una palabra que es portadora del amor de Dios. Por eso, los leemos con veneración. Su palabra no es una palabra normal, no es ruido, no está vacía de significado. Por eso, la escribimos con mayúscula. Es la Palabra. Cuando realmente la acogemos en nuestro corazón, nos abre el entendimiento y los sentidos y nos lleva a tomar conciencia de la voluntad de Dios: que todos los hombres y mujeres se salven, que todos encuentren la vida y la vivan en plenitud. 

Hoy la primera lectura nos habla así de la Palabra de Dios. Como la lluvia hace fecunda la tierra y la llena de vida, así la Palabra de Dios hará que se cumpla la voluntad de Dios y nos llenará de vida. Pero, como dice el Evangelio, el efecto de la Palabra en cada uno de nosotros depende también de nuestra capacidad de acogida. Ante unos oídos cerrados, no hay palabra que valga. Ante unos oídos acogedores, la Palabra es capaz de transformar el corazón de la persona y hacer que produzca frutos para la vida de la persona y de la humanidad. 

Domingo tras domingo escuchamos la Palabra de Dios. En nuestra manos está abrir nuestros oídos y nuestro corazón para que esa Palabra pueda hacer realidad la voluntad de Dios. Acogerla, aceptar sus exigencias –que nos llevan a vivir una vida más plena– es una actitud básica de nuestra vida cristiana. Sin ese alimento de la Palabra, nuestra vida terminará siendo tan infecunda como las rocas, las zarzas o el camino. 
Julio César Rioja, cmf

sábado, 15 de julio de 2017

HOY...

BUENISMO


Todos los estudiosos de temas humanos y sociales están bastante de acuerdo en que vivimos en una  sociedad de lo "políticamente correcto". Esto que puede tener su lado positivo ha caído, sin embargo, en una rutina existencial que tiene paralizadas las mentes humanas. Con ello se ha logrado que el ser humano pierda un bien muy preciado, su capacidad de análisis y consecuentemente su capacidad de reacción y puesta en acción ante los acontecimientos que le surgen a cada paso. Es un "buenismo" que impide un desarrollo conceptual de la vida humana. Además lleva a una parálisis y un acomodamiento que nos impide aprovechar las oportunidades personales. La vida es un bien precioso y preciado, pero no está exenta de tensiones y de dificultades. En parte, su gran secreto está precisamente en ello. No podemos permitir que este estado de las cosas nos haga caer en la indiferencia generalizada en la que estamos sumergidos. Es una vida de mínimos y buena parte de la sociedad se conforma con ello.
Los cristianos nos hemos dejado atrapar por este estado de cosas, lo que nos impide realizar una de nuestras principales misiones, denunciar las injusticias de cualquier tipo que están presentes en nuestras vidas y a las que no damos una respuesta adecuada. En pleno s.XXI el Evangelio está más vigente que nunca, pero no un Evangelio "buenista", sino un Evangelio de exigencia, de trabajo, de esfuerzo, de acción, tanto personal como colectiva, algo que rompa nuestra rutina y nos enfrente a las realidades que nos rodean. Si de verdad queremos influir positivamente y con eficacia, los primeros que debemos dar ejemplo somos aquellos que, en teoría, guiamos nuestra vida por las palabras de un carpintero de Nazaret pronunciadas y vividas hace 2.000 años. Es decir, todos aquellos que formamos parte de su herencia: la Iglesia.
CyJ

viernes, 14 de julio de 2017

HOY...

CALOR DE VERANO



Con flavo color,

con flas del horizonte,

se percibe el calor,

que con todo sol,

se hace en control,

desde que el tiempo lo quiso,

como el desquicio de un corazón,

y queda con toda insania,

cuando se ingiere de dolor la vesania,

¡es el calor de verano, es el calor de verano!,

el que dicta una riqueza,

atrévete a salir y tomar del calor,

ese que es por naturaleza tan rico,

y el corazón que es tan leal,

se hace mortal,

su desempeño,

y yo con total empeño,

que empeño a mi corazón,

en tu corazón,

con ese calor de verano,

para que no sea en vano,

lo que encrudece aquí,

un sol curtido por el calor de verano…

jueves, 13 de julio de 2017

HOY...

VOZ DE DIOS



Si me despierta y me saca de la mediocridad, si compromete y complica mi vida, pero la llena y da sentido..., es voz de Dios.
Si me hace salir de mi tierra, de mi pequeña isla o mar y me lanza al mundo entero..., es voz de Dios.
Si me invita a ser profundamente feliz y a hacer felices a los demás... si habla el lenguaje de la confianza, del Padrea su hijo..., es voz de Dios.
Si no me saca de este mundo, pero me hace estar en él como levadura, sal, luz..., es voz de Dios.
Si no tiene nada que ver con los anuncios de televisión, si no es para hacerme más famoso, ni me va a dar más dinero y poder, ni lo que me ofrece lo pueden robar los ladrones, ni carcomer la polilla, ni devaluar las caídas de la bolsa..., es voz de Dios.
Si es como un eco evangélico, si en la oración no puedo sacármelo del pensamiento..., es voz de Dios.
Si así también lo siente y lo ve mi comunidad y mi grupo; si cada vez soy más feliz siguiendo la llamada..., es voz de Dios.

miércoles, 12 de julio de 2017

HOY...

EL BARBERO  Y  DIOS



Un hombre fue a una barbería a cortarse el pelo y recortarse la barba. Como es costumbre en estos casos, entabló una amena conversación con la persona que le atendía.
Hablaban de muchas cosas y tocaron varios temas. De pronto, hablaron de Dios. El barbero dijo:
Fíjese caballero, que yo no creo que Dios exista, como usted dice...
- Pero, ¿por qué dice usted eso? - preguntó el cliente.
- Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe, o dígame, acaso si Dios existiera, ¿habrían tantos enfermos?, ¿habría niños abandonados?. Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.
El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión. El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio. Nada más salir de la barbería, observó en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo. Al parecer, hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado.
Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero:
- ¿Sabe una cosa? los barberos no existen...
- ¿Cómo que no existen? - preguntó el barbero - Si aquí estoy yo, y soy barbero.
- ¡No! - dijo el cliente - No existen porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.
- Ahh, los barberos sí existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mí.
- ¡Exacto! - dijo el cliente - ese es el punto, Dios sí existe, lo que pasa es que las personas no van hacia Él y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria...

martes, 11 de julio de 2017

HOY...

ASPECTOS EXTERNOS



En una prestigiosa universidad de Sudamérica, el primer día de clase, se encontraba en la biblioteca un hombre vestido de overol, de esos monos de trabajo que usan los empleados de las fábricas, y calzaba sandalias en un día muy frío. En sus manos llevaba varios libros.

- ¿Quién es ese hombre?, era la pregunta general.
- Es un profesor de Física, y viene de Norteamérica -fue la respuesta, con la siguiente historia:

Un día este hombre llegó hasta la facultad de Física vestido del modo tan particular en que le gustaba vestir. Pidió, en un español poco fluido, una entrevista con el decano. Le indicaron que estaba en una reunión con un grupo de docentes. El hombre insistió en verlo. La secretaria lo buscó, y al rato salió el decano a verlo. Luego de saludarlo, el hombre le dijo:

- Vengo a pedir trabajo como docente de Física.

El decano miró su apariencia de arriba abajo; su aspecto era la antítesis de un profesor universitario. De pronto, el decano dibujó una leve sonrisa en su rostro y lo invitó a que lo acompañara. Entraron en una sala donde había una media docena de docentes universitarios. El decano le dijo:

- Hace poco recibimos este libro como texto guía. Estamos aquí intentando solucionar unos problemas de Física. Si usted es capaz de resolverlos, lo contrato como docente.

El hombre tomó el texto, se dirigió a una pizarra y tranquilamente comenzó a resolver uno a uno los problemas que le habían indicado. Los docentes cambiaron poco a poco la sonrisa de burla que tenían en sus rostros por una cara de asombro. Cuando terminó, el decano, atónito, le dijo casi tartamudeando:

- ¿Cómo pudo hacerlo? ¡Hemos estado aquí varios días sin poder resolver estos teoremas!
El hombre, con sencillez, simplemente respondió:

- Yo soy el autor del libro.

La mejor forma de equivocarnos con las personas es juzgarlas por aspectos externos. Ninguna persona encaja fácilmente en los estereotipos que nos formulamos de ellas. Es por eso que las palabras de Dios tienen tanto valor: "No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Dios no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Dios mira el corazón". Ora a Dios para que te dé la sabiduría de no juzgar a las personas por aspectos externos sino por los principios que tienen.

A continuación, podrás leer una serie de errores humanos reales que se cometieron por juzgar inadecuadamente a la gente:

- Ronald Reagan , el ex-presidente de los Estados Unidos y ex-actor de cine, fue rechazado para el papel principal en una película de 1964 llamada “The Best Man” porque “no tenía apariencia de presidente”.

- El ballet “La consagración de la primavera“ de Igor Stravinsky, que hoy es considerado una de las obras cumbres de la música contemporánea, fue estrenado en 1913 en el teatro de los Campos Eiseos de París y el público lo atacó a naranjazos en el medio del teatro. 

- Giuseppe Verdi (el autor de la Traviata, de Va pensiero, de la Donna è mobile) fue suspendido en el examen de ingreso al conservatorio por tener una mala posición de manos al tocar el piano.

- Hablando de la Donna è mobile... Verdi necesitaba un aria para terminar su opera Rigoletto y la tarde anterior al estreno aun no la había compuesto. De mal humor, compuso algo con una armonía bien básica, apurado de tiempo, que él mismo consideró bastante de cuarta. Esa aria de descarte es la Donna è mobile, una de las más populares de la música clásica italiana.

- A Johann S. Bach, los críticos de su época le aconsejaron que no intentara innovar en sus composiciones, porque para ese momento, musicalmente ya estaba todo inventado. Bach vivió entre 1685 y 1750 (antes que Mozart, Beethoven, Chopin, Tchaikowsky, Ravel, Debussy, el jazz, el rock 'n' roll, el rap, el hip hop y la música contemporánea)

domingo, 9 de julio de 2017

HOY... EL EVANGELIO (Mt 11, 25-30)

APARIENCIAS


Nuestro mundo muestra una fachada pero la realidad es muy otra. La publicidad en la televisión nos enseña lo que socialmente está de moda. Oficialmente, hoy todos estamos bien, nos sentimos felices, sonreímos continuamente, vivimos en casas bonitas, etc, etc. Pero eso no es más que una fachada, una apariencia que no logra tapar la realidad. Hubo un país tercermundista que, ante la llegada de una serie de jefes de estado de otras naciones para una reunión internacional, decidió poner unas vallas en la autopista que iba del aeropuerto a la ciudad para que no se pudiesen ver las chabolas y las casas de los pobres que se acumulaban a ambos lados de la autopista. Además, no contentos con poner las vallas, dieron oportunidad a una serie de artistas locales para cubrir las vallas con murales que representasen lo maravillosa que era la vida en aquel país. Estoy seguro de que muchos de los visitantes de aquellos días pensarían que aquellas vallas se habían puesto, como en los países ricos, con el fin de evitar la contaminación acústica que produce una autopista y que dieron por supuesto que al otro lado de las vallas había hermosas casas rodeadas de jardines más hermosos todavía. ¡Nada que ver con la realidad!

Lo mismo que pasaba en aquel país se puede decir de nuestra realidad personal, familiar o social. Presentamos una hermosa fachada, cubrimos las apariencias, pero detrás y debajo se esconde la verdad de nuestra vida, que a veces es muy diferente, negra, oscura e infeliz. Hoy Jesús nos invita en primer lugar a abrir los ojos a nuestra realidad, a no negar lo que no nos gusta de ella, a asumir que hay partes de nuestra vida que no son brillantes, ni están llenas de luz ni nos hacen sentir felices. Y luego nos invita a todos a acogernos a su compasión y su misericordia. Los que nos sentimos cansados, los que no terminamos de encontrar sentido a este mundo tan hipócrita y violento, los que, confusos, vemos que nos quedamos cortos de esperanza y largos de tristeza, todos estamos invitados a acercarnos a Jesús. Porque su “yugo es llevadero” y su “carga, ligera”. Ése es el Evangelio que se ha revelado a la gente sencilla, a los que son capaces de abrir su corazón, y reconocer que, al final, dependemos de él, de Dios, porque sólo de él nos puede llegar la verdadera paz, el auténtico consuelo, el seguro descanso.

Si los bajos instintos, de que habla Pablo en la segunda lectura, nos invitan a vivir ocultos en la oscuridad, el Espíritu nos invita a situarnos bajo la luz, acogedora y cálida, de Dios que, aceptando nuestra realidad, nos promete la vida y la esperanza. Sólo aceptándonos como somos en la presencia de Dios, conoceremos la verdadera felicidad y conseguiremos la vida. 

sábado, 8 de julio de 2017

HOY... CONSEJOS

SER FELIZ



Se suele comentar que el santo Padre Francisco tiene un lenguaje sencillo, pero muy profundo y es una gran verdad. A lo largo de la Historia hemos leído un montón de manuales y escuchado mil formas de  cómo ser felices. Quizá no sea necesario dar tantas vueltas a las cosas y leer con calma  las ideas de Francisco sobre cómo ser feliz. Quizá ha definido, en unas  pocas sencillas palabras, siglos y siglos de búsqueda.

Puedes tener defectos, estar ansioso y vivir irritado algunas veces, pero no te olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo.

Sólo tú puedes evitar que ella vaya en decadencia.

Hay muchos que te precisan, admiran y te quieren.

Me gustaría que recordaras que ser feliz no es tener un cielo sin tempestades, camino sin accidentes, trabajos sin cansancio, relaciones sin decepciones.

Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las batallas, seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros.

Ser feliz no es solo valorizar la sonrisa, sino también reflexionar sobre la tristeza.

No es apenas conmemorar el suceso, sino aprender lecciones en los fracasos.

No es apenas tener alegría con los aplausos, sino tener alegría en el anonimato.

Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones, y períodos de crisis.

Ser feliz no es una fatalidad del destino, sino una conquista para quien sabe viajar para adentro de su propio ser.

Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas y volverse actor de la propia historia.

Es atravesar desiertos fuera de sí, mas ser capaz de encontrar un oasis en lo recóndito de nuestra alma.

Es agradecer a Dios cada mañana por el milagro de la vida.

Ser feliz es no tener miedo de los propios sentimientos.

Es saber hablar de sí mismos.

Es tener coraje para oír un "no".

Es tener seguridad para recibir una crítica, aunque sea injusta.

Es besar a los hijos, mimar a los padres, tener momentos poéticos con los amigos, aunque ellos nos hieran.

Ser feliz es dejar vivir a la criatura libre, alegre y simple, que vive dentro de cada uno de nosotros.

Es tener madurez para decir "me equivoqué."

Es tener la osadía para decir "perdóname."

Es tener sensibilidad para expresar "te necesito."

Es tener capacidad de decir "te amo."

Que tu vida se vuelva un jardín de oportunidades para ser feliz.

Que en tus primaveras seas amante de la alegría.

Que en tus inviernos seas amigo de la sabiduría.

Y que cuando te equivoques en el camino, comiences todo de nuevo.

Pues así serás más apasionado por la vida.

Y descubrirás que ser feliz no es tener una vida perfecta sino usar las lágrimas para regar la tolerancia.

Usar las pérdidas para refinar la paciencia.

Usar las fallas para esculpir la serenidad.

Usar el dolor para lapidar el placer.

Usar los obstáculos para abrir las ventanas de la inteligencia.

Jamás desistas.

Jamás desistas de las personas que amas.

Jamás desistas de ser feliz, pues la vida es un espectáculo imperdible.

Y tú....¡eres un ser humano especial!