SANTA ÁGUEDA
Santa Águeda fue una virgen y mártir de la ciudad de Catania.
Rechazado por la joven que
ya se había comprometido con Jesucristo el Senador Quinitanus intentó con ayuda de una mala mujer, Afrodisia,
convencer a la joven Águeda, pero ésta no cedió.
El Senador en venganza por
no conseguir sus placeres la envía a un lupanar, donde milagrosamente conserva su
virginidad. Aún más enfurecido, ordenó que torturaran a la joven y que le
cortarán los senos. La respuesta de la que posteriormente sería Santa fue:
"Cruel tirano, ¿no te da vergüenza torturar en una mujer el mismo seno con el
que de niño te alimentaste?". Aunque en una visión vió a San Pedro y este
curó sus heridas, siguió siendo torturada y fue arrojada sobre carbones al rojo
vivo y revolcada en la ciudad de Catania, situada en Sicilia. Además se dice que lanzó un gran grito de
alegría al expirar, dando gracias a Dios.
Según cuentan el volcán Etna hizo erupción un año después de la muerte de la Santa
en el 250 y los pobladores de Catania pidieron su intervención logrando detener la
lava a las puertas de la ciudad. Desde
entonces es patrona de Catania y de toda Sicilia y de los alrededores del volcán e invocada para
prevenir los daños del fuego, rayos y volcanes. También se recurre a ella con
los males de los pechos, partos difíciles y problemas con la lactancia. En
general se la considera protectora de las mujeres. En el País Vasco se le atribuye una faceta
sanadora. En la localidad de Zamarramala, en Segovia, se celebra una gran fiesta, relacionada con la conquista del Álcazar de Segovia, lo que supuso una serie de privilegios para el pueblo y sus mujeres. En Sorihuela de Guadalimar (Jaén), se conserva una talla de la Santa del s.XVI y una reliquia considerada auténtica, consistente en un pequeño fragmento de cuero cabelludo.
Es la patrona de las enfermeras
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