ESPIRITUALIDAD
El término espiritualidad proviene del latín spiritus; se podría definir como la disposición que una persona tiende a investigar y desarrollar las características de su espíritu, o sea un conjunto de creencias y actitudes características de la vida espiritual. Durante muchos milenios este concepto ha estado indisolublemente unido al de religión. Ahora que las religiones están en crisis se está asistiendo a la elevación a los cielos de todos los aspectos relacionados con la espiritualidad. ¿Porqué?
Quizá deberíamos empezar por observar detenidamente el descenso religioso, la gente normal ha perdido la fe en que la religión, como tal, sea capaz de responder y dar soluciones al momento de crisis actual y no nos referimos a la crisis económica, sino a una crisis más escondida, más latente, más sibilina, pero mucho más letal, que podríamos definir como la crisis de valores. Aquí caeríamos en la tentación de dar muchas ideas de como se ha producido, pero es incuestionable que el ser humano y la sociedad está en un momento de cambio y cuando esto se produce hay una catarsis que nos interpela y que nos produce miedo. La religión queda convertida en una serie de creencias, ritos, rituales, una especie de intermediaria entre los hombres y Dios. En buena parte ha perdido la mística. Hay una frase que es peligrosa pero puede ser real: la religión es para los que tienen miedo para ir al infierno, la espiritualidad es para los que ya han estado en él. Sólo cuando se llega a un cierto grado de sufrimiento puede cuestionarse un cierto estado de creencias.Y cuando esto ocurre la persona se adentra dentro de sí misma en búsqueda del llamado yo interior, que busque un nuevo tipo de contacto con el mundo y a tener una visión más espiritual de la propia existencia. Esto puede atentar contra una visión racionalista de la vida, que es lo que ha imperado en los últimos siglos en Europa. Y se cae en la tentación de volverse todo espiritual... lo cual te vuelve individualista.
La espiritualidad cristiana está basada en Jesucristo y en su promesa del Espíritu Santo. Este nos guía en tomar las cosas de Dios y aplicarlas a nuestra vida cotidiana. Es una elección, porque primero debemos conocer y crecer en nuestra relación cotidiana con Jesucristo y para ello una buena fórmula es la oración, no como simple petición sino como un contacto directo con nuestro Padre. Un cristiano creyente nace todos los días, por tanto nuestra espiritualidad es VIDA, porque nace de nuestro interior más profundo y se refleja en nuestro exterior más inmediato. Durante demasiado tiempo todo lo humano se ha opuesto a la espiritualidad, como ajeno a ella. Por lo tanto, nuestra propia espiritualidad es buscar la coherencia con el Evangelio, que supere todo lo humano que hay en nosotros y nos lleva hacia una vida plena. Debe ser una unión entre doctrina teológica y vivencia diaria. Si nos quedamos solo en la teología, caemos con facilidad en la espiritualidad racionalista, intelectualista y sin repercusión en nuestra propia vida. Si solo nos quedamos en la vivencia cristiana, sin doctrina teológica, nos quedamos en un subjetivismo arbitrario, de acuerdo con la moda imperante. Así pues, la espiritualidad cristiana une doctrina y vida para mantener principios y experiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario