REFLEXIONES: AMOR Y PAREJA
Es duro y doloroso amar a alguien y no ser correspondido. Pero mucho más duro es amar a alguien y no encontrar el valor suficiente para decirlo.
Quizá Dios, en su infinita sabiduría y misericordia, permite que conozcamos a unas cuantas personas equivocadas antes de conocer a la persona correcta, para que al hacerlo sepamos ser agradecidos por ese maravilloso regalo...
Una de las cosas más tristes de la vida es conocer a alguien que significa todo, sólo para darte cuenta de que al final no es para ti y tienes que dejarla marchar.
Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se abre, pero algunas veces miramos tanto tiempo a aquella puerta que se cerró, que no vemos la que se ha abierto frente a nosotros. Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos lo que nos hemos perdido hasta que lo encontramos. Darle a alguien todo nuestro amor no es un seguro de amor devuelto, no esperar a que nos amen, sólo esperar que el amor crezca en el corazón de la otra persona, pero si no crece hay que ser feliz porque creció el nuestro.
Hay cosas que nos encantaría oír y que nunca escucharemos de la persona que nos gustaría oirlo. No hay que estar sordo para oírlas de aquel que las dice desde su corazón. El amor llega para quien lo espera, con sus decepciones y traiciones, para aquel que necesita amar, para aquel que tiene coraje y fe suficientes para construir confianza de nuevo.
El principio del AMOR es dejar que aquellos que amamos sean ellos mismos, no tratando de adaptarlo a nuestra propia imagen, porque entonces seremos nuestro reflejo en ellos.
No olvidemos la frase de San Agustín: " AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS "
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