PENSAMOS
En la Encíclica LUMEN FIDEI, recientemente publicada el Papa Francisco, nos aconseja que pensemos. Es un buen consejo, la ajetreada vida que llevamos no nos da un cierto respiro para algo tan sencillo como dedicarle un rato a la meditación, a pensar como nos encontramos en nuestra existencia diaria y como enfocar positivamente ese pensamiento. Por ello, viene bien estas reflexiones de un premio Nobel, Ernest Hemingway, sobre los temores de la vida y como enfrentarlos y que puede ayudarnos a pensar de qué pasta está hecha nuestra fe.
- Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo.
- Temía fracasar, hasta que me dí cuenta que únicamente fracaso cuando no lo intento.
- Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me dí cuenta que de todos modos, opinan.
- Temía que me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mi mismo.
- Temía el dolor, hasta que comprendí que era necesario para crecer.
- Temía la verdad, hasta que entendí la falsedad de las mentiras.
- Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final,. sino más bien el comienzo.
- Temía el ridículo, hasta que aprendí a reírme de mi mismo.
- Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.
- Temía al pasado, hasta que comprendí que es solo mi proyección mental y ya no pude herirme más.
- Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.
- Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más bella necesita pasar por una metamorfosis antes de volar.
Hagamos que nuestras vidas cada día tengan más vida y si nos sentimos desfallecer no olvidemos que, al final, siempre hay algo más.
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