POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS
Felices los hombres y mujeres
que no escuchan los falsos mensajes
de la publicidad,
ni se hacen eco de los mensajes
tenebrosos del FMI o del BCE,
ni aceptan las medidas económicas
que aplican
los partidos contra las clases más
débiles
de la sociedad y de los países
empobrecidos.
Felices los hombres y mujeres
que no han perdido su confianza en
los demás,
que saben descubrir bajo tanto dolor
destellos de esperanza,
que siguen trabajando por los demás,
a pesar del miedo que nos inoculan
cada día
a través de los medios de
comunicación.
Felices los hombres y mujeres
que se sacrifican para que haya más
vida,
que se esfuerzan por ofrecer
ilusión,
que regalan su tiempo y su abrazo,
que luchan por construir otro mundo
posible.
Esos hombres y mujeres
llevan grabada tu ley en las
entrañas,
la única que nos propuso Jesús: la
del amor.
Y lo demuestran por la alegría
que llevan impresa en su interior.
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