LA FORMACIÓN
Los años juveniles son
para adquirir buenos hábitos. La única diferencia entre el adulto fracasado y
el que ha tenido éxito está en la diferencia de sus hábitos. Los buenos hábitos
son la clave de todo éxito. Por lo tanto capitaliza las auténticas riquezas
que, como todo lo esencial, “son invisibles a los ojos”; y persevera en el
esfuerzo, aun si no ves resultados inmediatos.
“Llevo todo lo mío
conmigo”. Así contestó el filósofo Bías, uno de los Siete Sabios de Grecia, a
sus conciudadanos de Priene, cuando, amenazados por el ejército de Ciro,
abandonaron su ciudad. Cada cual iba cargado con todas sus riquezas y se
admiraban al ver que el filósofo no llevaba nada consigo. Les dio a entender
así que las verdaderas riquezas son las de la sabiduría y de las virtudes
adquiridas.
Tú tarea es formarte,
no sólo cuando joven, sino siempre. La formación personal consiste en asimilar
valores, habilidades, virtudes… que te permitan afrontar victoriosamente la
vida en todos sus aspectos. Tu capital de buenos hábitos será la gran riqueza
que nada ni nadie te podrá quitar. Emprende animosamente este camino de
superación y madurez.
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