VIVIR EL CRISTIANISMO
Los cristianos no
pensamos seriamente en vivir bien nuestro cristianismo, porque nos tomamos
licencia y hacemos a los demás lo que no querríamos que hicieran con nosotros. ¡Cuántas
veces nos tomamos el atrevimiento de maltratar a los demás, especialmente a
quienes tienen menos influencia en el mundo! Despreciamos a los pobres o
débiles, y no caemos en la cuenta de que lo que hacemos a ellos, se lo estamos
haciendo al mismo Cristo.
Es tiempo de que
comencemos a vivir nuestra fe en serio, pues Dios nos juzgará más severamente
debido a que nosotros “sabíamos” las cosas, pero no las quisimos practicar.
Pero no sólo en el obrar con los demás, dejamos mucho que desear, sino que al tratarlos,
no lo hacemos con aquella caridad y cortesía que querría Nuestro Señor. Porque
si pensáramos que cuando hablamos con alguien, es con el mismo Cristo que
hablamos, evidente o escondido en el prójimo, entonces tendríamos otra mirada y
otro trato para los hermanos.
Hay que
reconocer que estamos lejos todavía de la fe operante en que nos quiere el
Señor, y nos falta mucho por aprender, para que el día del Juicio estemos entre
los justos que el Señor pondrá a su derecha.
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