EL ESCARABAJO Y LA ABEJA
En el trabajo, en los
grupos humanos, en las luchas políticas y sindicales, en el mundo profesional y
artístico la envidia es la yerba más amarga y frondosa de las relaciones
humanas. Probablemente, es la causa principal por la que más sufre la gente. Lo
que pasa es que ella se disfraza como víbora bajo el follaje de razones y
explicaciones.
Cada uno, en este
mundo, tiene su modo de ser, sus cualidades y sus defectos. El escarabajo es
útil como estercolero, el picaflor es bonito. Pero el escarabajo envidiaba al
picaflor, de quien todos ponderaban la gracia y la gentileza, la hermosura y el
brillante plumaje. —Es un haragán presumido –decía–, incapaz de trabajar;
saquea a las flores, pero no sabe hacer miel. Dicen que es bonito; será, pero
no piensa sino en lucirse. Yo no soy así –agregaba–, siempre trabajo
calladito, sin tratar de lucirme Pero todo el mundo sabe que un
escarabajo vale más que un picaflor. Y así lo creía él. (G. Daireaux –
adaptación).
Es fundamental
convencerme que si quiero ser yo mismo, el único punto de referencia para
superarme soy yo. No necesito compararme con nadie más. Lo correcto es conocer
mis talentos y habilidades, alegrarme de lo que tengo y cultivarlo. Aceptaré,
por otra parte, mis límites y carencias. Piénsalo… y vive en armonía y paz tu
propia realidad.
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