MADRE DE DIOS
Pues no alcanzo a contemplaros
Madre de Dios gloriosa,
escusado es alabaros,
pero quiero suplicaros
que me digáis una cosa,
que aquí se debe encerrar
algún misterio profundo;
¿cómo quisiste morar,
siendo señora del mundo
en tan áspero lugar?
También hacéis vuestra estancia
en Guadalupe en las breñas,
y así en la Peña de Francia;
yo no siento que ganancia
sacáis de andar por las peñas;
mas lo que de ello sospecho
es, que salís al atajo
a tomar, contra derecho,
para Vos este trabajo
a fin de nuestro provecho.
Por los llanos de la tierra
los méritos son contados,
por los montes y la sierra
donde nos viene la guerra,
nuestros vicios y pecados.
Si por llano caminamos,
ningún peligro tememos;
en la sierra nos perdemos,
y allí, Señora, os hallamos
para que no peligremos.
Cristóbal de Castillejo. Siglo XVI.
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