VOLVER A MISA
Este
artículo es para ti si has estado pensando en volver a Misa. Tal vez ha pasado
poco tiempo desde la última vez que fuiste, o tal vez ha pasado mucho. Si el
volver a Misa ha estado en tu mente, si has sentido un pequeño tirón en tu
corazón que quiere volver, pero estás preocupado, ansioso o simplemente un poco
inseguro sobre hacerlo, esto es para ti.
Piensas
que cuando entres a la iglesia habrá un parpadeo de luz por encima de tu cabeza
diciendo: “¡Oye este chico no ha venido a Misa en años!” No tengas miedo, Dios
te quiere cómo estás ahora. Para volver a participar de la Misa, no tienes que
ser perfecto. Dios quiere que todos nos acerquemos a lo mejor que Él ha
preparado para nosotros que es la Eucaristía, pero eso no significa que tengas
que pasar por un detector de metales de tus pecados antes de entrar. Vuelve
como eres y Dios hará su parte.
Si
quieres regresar, acá te dejamos algunos consejos:
1.
Encuentra a alguien con quien puedas ir
Es
difícil ir a un sitio nuevo solo y no es diferente si vas a volver a Misa
después de algún tiempo. Si quieres ir, pero no te queda otra que ir solo, mira
si puedes contactarte con alguien que pueda ir contigo. Puede ser un amigo que
ya va regularmente a una parroquia, o simplemente un conocido. Tal vez un
miembro de la familia que previamente te ha pedido que vayas con él.
2.
Recuerda a dónde vas. Prepárate con antelación
Como
en cualquier ocasión especial, la preparación es importante. Ponerte tu mejor
ropa tiene un impacto en cómo te sientes y te comportas cuando estás allí.
Vestirnos para la ocasión nos ayuda a enfocarnos. En segundo lugar, ayuda mucho
buscar la lectura del Evangelio un día antes, leerlo y meditarlo un poco (en
vez de ir a ciegas). Si vas a ir en familia, trata de leer el comentario junto
con ellos. Puedes encontrar las lecturas diarias y leer una reflexión del
Evangelio para ayudarte a entender el significado de la Palabra de Dios y cómo
ésta puede impactar en tu vida.
3.
Trata de llegar un tiempito antes
Trata
de llegar con tiempo para que no tengas una carrera estresante de última hora.
Si tu iglesia tiene, toma un cancionero o un folleto de la misa para que puedas
seguir sus partes. Usamos este pequeño tiempo antes, para hacer silencio, orar
y pedir al Espíritu Santo que nos permita participar en la Misa de la mejor
manera.
4.
Participa sin miedo
La
Misa no es una forma de entretenimiento, pero tampoco estamos para ser
observadores estáticos del evento. Canta con todo tu corazón (no importa si
crees que cantas mal, no es una competencia), sé un participante activo. No te
preocupe si cometes errores y si no estás seguro de cuando sentarte, pararte o
arrodillarte; solo tienes que seguir a las personas que te rodean. Si estás
confundido en cuanto al por qué de pie o de rodillas, recuerda que esto ayuda a
centrarnos en la importancia de lo que está sucediendo en ese momento. Lo
principal es darle todo lo que puedas a la Misa, trayendo todo lo bueno y lo
malo de tu vida y poniéndolo ante El Padre celestial que te ama.
5.
No te preocupes por tus hijos
Tal
vez vuelves a Misa con tus hijos. Si es así, por favor no te preocupes si tu
bebé está llorando. Habrá muchas personas que son padres y recuerdan lo que es
llevar un bebé a la Misa. Muchas parroquias tienen un lugar especial en la
parte posterior, donde puedes llevar al bebé si quieres y todavía puedes seguir
la Misa desde allí. Para niños mayores es bueno traerles algo (como un libro de
oraciones o historias de la Biblia) de esta forma, ellos podrán participar
también.
6.
Entiende la importancia de la comunión
Antes
de ir a recibir la comunión, invita a Jesús a tu corazón y trata de estar muy
presente en el momento. Después de comulgar es bueno que te detengas un tiempo
en la banca hablando con Jesús y agradeciéndole por todo lo que te ha dado.
¡Cristo es un regalo hermoso, si estás preparado! Recuerda que solo debes
recibir la comunión si estás en un estado de gracia. Volver a la misa es mucho
más que un ritual, es un encuentro auténtico con Cristo y queremos hacerlo con
un corazón limpio. Si no puedes recibir la Eucaristía, o si no fueras capaz de
confesarte, por favor no dejes de participar en la Misa por esto, poco a poco
comenzarás a estar preparado. Por cierto, todos (especialmente los que
asistimos a Misa regularmente) tenemos que recordar la necesidad de no tomar al
Señor y a nuestra salvación por sentado. No te preocupes por lo que otros
piensen. Es entre tú y Dios. Nadie debe juzgar a la gente de la cola de la
comunión o de las bancas. No es un tiempo para mirar y pensar por qué unos
recibieron o no recibieron la comunión, es un tiempo para mirar nuestro propio
corazón, y con confianza y alegría pedir al Señor que nos sane.
7.
Quédate un ratito al finalizar la misa
Luego
de terminada la misa, no te apures en salir de la iglesia. Tómate algunos
momentos para reflexionar sobre lo que acaba de suceder. ¿Hubo algo que te
impactó? ¿Cómo esto puede cambiar tu vida? ¿Qué que necesitas hacer para
cambiar?
8.
Y finalmente… ¡No esperes la perfección!
A
veces cuando vamos a misa no es como nosotros desearíamos. En un mundo ideal,
la celebración de la Misa estaría llena de vida y alegría, el sacerdote daría
una homilía preciosa y todo el mundo podría sentirse completamente uno con
Dios. Pero muchas veces la misa puede ser diferente, nos puede parecer aburrida
y monótona. Independientemente de tu experiencia, recuerda que Cristo está
verdaderamente presente y Él no está limitado por nuestras imperfecciones
humanas. Aunque la Misa te parezca aburrida, Cristo está todavía allí, se
presenta incluso si las personas no están realmente presentes. Concéntrate en
darlo todo, buscar una conexión con Dios y con los que te rodean, y recuerda
que la Misa es un acto de fe. No te preocupes si no sientes nada, pero por
favor, estate seguro de que Cristo está encantado de verte de nuevo!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario