SAMARITANO CASTELLANO
En una carretera española, de Salamanca a Valladolid,
un sacerdote tuvo un accidente. Cayó de su motocicleta y se quedó consciente,
pero sin poder moverse. Y sentía cómo pasaban los coches sin detenerse; alguno
se detenía y decía: “Está muerto, ya no hay nada que hacer”, y seguía su
camino. Él creía que iba a morir y nadie lo auxiliaba, hasta que, por fin,
alguien se detuvo y lo llevó al puesto de socorro más cercano. Éste es un caso
real, actualizado, de la parábola del buen samaritano. ¡Cuántos hay que dicen:
“No tengo tiempo para ayudar, tengo prisa”! Pero, si ellos estuvieran en su
lugar, ¿no les gustaría que los ayudaran?
Por eso, Jesús nos da la regla de oro para vivir y
amar: “Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti” (Mt 7,12). 0 como dice
el libro de Tobías: “No hagas a nadie lo que no quieras para ti” (Tob 4,15). Si
nos gusta que nos sirvan, que nos quieran, que nos sonrían, que nos traten
bien, hagámoslo también a los otros. No nos gusta que nos mientan, que nos
insulten, que nos hagan sufrir, no lo hagamos tampoco a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario