A MAYOR GLORIA DE DIOS
Palabras de amor. Palabras como piedras de fe,
sólida y fuerte, bloques de vida y esperanza
que en bóvedas de fuego se hacen almas.
Así tuvo que ser como la nave de los locos,
convertida en piedra –montaña o catedral-
se hizo en la tierra Campamento de Dios,
tal espejo del Sol al Mediodía.
Nervios de un pueblo en ánimo y grandeza
-oración o saeta- en gótica armonía
sus mástiles clavaron a celosías de encajes,
laberinto en la altura, éxtasis mágico
aprisionando asombros y miradas.
Allí, donde el arco y la clave hacen brotar
un Arbol de la Vida –columna o vuelo-
en el nombre del Padre
y en el nombre del Hijo,
piedra angular donde culminan, alas de luz,
y en conjunción, su Espíritu.
Alianza de piedra. Una locura
del ciprés en llamas hacia divinas voces,
Arca de Gloria y de inmortales siglos
-Sinaí de Sevilla-,
inmensidad para que Dios acampe,
en Arte y Música.
J.L. Ortiz de Lanzagorta
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