TERRORISTA DEPRESIVO
La paz interior tiene enemigos: son los pensamientos y
sentimientos negativos que confunden y agitan de tal modo que turban el corazón
y dañan la salud. Hombres sabios que sondearon su interior con la luz del
Espíritu Santo los han especificado: insatisfacción, ansiedad, irritación,
miedo, odio, tristeza, autocompasión, duda, abatimiento, impaciencia…
El médico después de haber revisado minuciosamente a
un joven alto y robusto, de piel bronceada y poderosa voz, le dijo: —Usted,
joven, sólo tiene una depresión nerviosa, pero debe cuidarse. ¿Qué profesión
tiene? El vigoroso joven con estentórea voz exclamó: —¡Terrorista! Sin
inmutarse en lo más mínimo, el médico le contestó: —¡Muy bien! Nada de bombas,
por lo menos en tres meses.
Un pensador, que conocía bien la naturaleza humana
escribió: “La espada del resentimiento antes de tocar a la persona a la cual se
odia, atraviesa a quien guarda rencor”. Esto es precisamente lo que le
afectaba al joven terrorista. “Nada que un hombre haga lo envilece más que el
permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien”, (Martin King). El amor es
lo primero.
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