PALABRAS
En verdad las palabras pueden doler como los golpes
físicos. Los padres deben saber que la crítica, el desprecio y los insultos
–aun cuando se los diga en broma– pueden lastimar el amor propio, o dañar la
autoestima, o detener el crecimiento de una imagen sana de sí mismo en los
niños.
Las palabras dichas con amor ofrecen un real elemento
constructivo de elogio, aliento, gratitud, disculpa a quien escucha. Nuestras
palabras pueden herir o reconfortar, impedir o ayudar, frustrar o inspirar a la
acción. He aquí algunas frases que son dulce música al oído y al corazón: “¡Muy
buen trabajo!”. “Déjame ayudarte”. “Cometí un error, perdóname”.
“¡Felicitaciones!”. “Estamos orgullosos de ti”. “Gracias”. “Te quiero”. “Admiro
tu capacidad”. “Tú puedes hacerlo muy bien”.
“No profieran palabras inconvenientes; al contrario,
que sus palabras sean siempre buenas, para que resulten edificantes cuando sea
necesario y hagan bien a aquellos que las escuchan” (Efesios 4, 29). San
Francisco de Sales escribió: “El trato cortés y delicado es la crema de la caridad”.
Que este mensaje oriente cada día tu conducta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario