PERSONAJE HUMILDE
Cuando se presentan ejemplos de humildad y de cómo hay personajes ilustres que la cultivaban, siempre se muestra esta anécdota que pinta a las claras la humildad como
virtud que deberíamos cultivar siempre y que va unida indisolublemente a los grandes líderes:
Hace mucho
tiempo, un sargento de un batallón insultaba y reprendía fuertemente a los
soldados, que no podían sacar un vehículo atascado en el fango.
En ese momento
se presentó un señor de figura alta y delgada. Observó la situación y
preguntó al sargento por qué no ayudaba a los soldados.
- Por qué he de
hacerlo? Yo soy el sargento, contestó con altanería.
Sin pérdida de
tiempo, el hombre recién llegado, alto y flacucho, se quitó la chaqueta y se
unió a los soldados en la dura faena de sacar el vehículo del lodazal en que
estaba sumergido.
Terminada la
tarea, ese hombre se lavó las manos en un pozo de agua, se puso la chaqueta y dijo
al sargento:
- Cuando usted
necesite de mi ayuda, le ruego me llame, que con mucho gusto le ayudaría.
- Y ¿quién es
usted? - le preguntó el sargento:
- Yo soy Abraham
Lincoln, presidente de la Nación.
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