EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

martes, 4 de octubre de 2016

HOY...APRENDEMOS

DESBORDAMIENTO
HUNDIMIENTO DE UN MATRIMONIO


El efecto neto de las perturbadoras actitudes negativas en la pareja es crear una crisis incesante, ya que disparan el asalto emocional más frecuentemente y hacen que resulte más difícil recuperarse del daño y la furia resultantes. 
John Gottman utiliza el acertado término DESBORDAMIENTO para esta susceptibilidad a la frecuente perturbación emocional; los esposos o las esposas desbordados están tan abrumados por la negatividad de su pareja y por sus propias reacciones ante esta que se sienten hundidos por sentimientos espantosos y fuera de control. Las personas que están desbordadas no pueden oír sin distorsión ni responder con lucidez; les resulta difícil organizar su pensamiento y caen en reacciones primitivas. Simplemente quieren que las cosas se detengan, o quieren salir corriendo o, a veces, devolver los golpes. El desbordamiento es el asalto emocional que se perpetúa a sí mismo.
Algunas personas tienen un elevado umbral para el desbordamiento y soportan fácilmente la ira y el desdén, mientras otras pueden dispararse en el momento en que su cónyuge formula una leve crítica. La descripción técnica del desbordamiento se hace en función del aumento del ritmo cardíaco a partir del nivel de serenidad. En estado de reposo, el ritmo cardíaco de la mujer es de aproximadamente 82 latidos por minuto, y el del hombre de unos 72 (el ritmo cardíaco específico varía principalmente de acuerdo con el tamaño de cada persona). 
El desbordamiento comienza aproximadamente a los 10 latidos por minuto por encima del ritmo de una persona en estado de reposo; si el ritmo cardíaco alcanza los 100 latidos por minuto (como puede ocurrir fácilmente durante los momentos de ira o llanto), el organismo está bombeando adrenalina y otras hormonas que mantienen durante un tiempo un nivel elevado de congoja. El momento del asalto emocional es evidente a partir del ritmo cardíaco: puede elevarse 10, 20 o incluso 30 latidos por minuto entre uno y otro latido. 
Los músculos se tensan; puede resultar difícil respirar. Se produce un anegamiento de sentimientos tóxicos, un desagradable aluvión de temor e ira que parece inevitable y, subjetivamente, lleva 'una eternidad' superarlo. En este punto -del asalto total- las emociones de una persona son tan intensas, su perspectiva tan reducida y su pensamiento tan confuso que no hay esperanzas de adoptar el punto de vista del otro ni de resolver las cosas de una forma razonable.


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