DESBORDAMIENTO
HUNDIMIENTO DE UN MATRIMONIO
El efecto neto de las perturbadoras actitudes negativas en la pareja es crear una crisis incesante, ya que disparan el asalto emocional más frecuentemente y hacen que resulte más difícil recuperarse del daño y la furia resultantes.
John Gottman utiliza el acertado término DESBORDAMIENTO para esta susceptibilidad a la frecuente perturbación emocional; los esposos o las esposas desbordados están tan abrumados por la negatividad de su pareja y por sus propias reacciones ante esta que se sienten hundidos por sentimientos espantosos y fuera de control. Las personas que están desbordadas no pueden oír sin distorsión ni responder con lucidez; les resulta difícil organizar su pensamiento y caen en reacciones primitivas. Simplemente quieren que las cosas se detengan, o quieren salir corriendo o, a veces, devolver los golpes. El desbordamiento es el asalto emocional que se perpetúa a sí mismo.
Algunas personas tienen un elevado umbral para el desbordamiento y soportan fácilmente la ira y el desdén, mientras otras pueden dispararse en el momento en que su cónyuge formula una leve crítica. La descripción técnica del desbordamiento se hace en función del aumento del ritmo cardíaco a partir del nivel de serenidad. En estado de reposo, el ritmo cardíaco de la mujer es de aproximadamente 82 latidos por minuto, y el del hombre de unos 72 (el ritmo cardíaco específico varía principalmente de acuerdo con el tamaño de cada persona).
El desbordamiento comienza aproximadamente a los 10 latidos por minuto por encima del ritmo de una persona en estado de reposo; si el ritmo cardíaco alcanza los 100 latidos por minuto (como puede ocurrir fácilmente durante los momentos de ira o llanto), el organismo está bombeando adrenalina y otras hormonas que mantienen durante un tiempo un nivel elevado de congoja. El momento del asalto emocional es evidente a partir del ritmo cardíaco: puede elevarse 10, 20 o incluso 30 latidos por minuto entre uno y otro latido.
Los músculos se tensan; puede resultar difícil respirar. Se produce un anegamiento de sentimientos tóxicos, un desagradable aluvión de temor e ira que parece inevitable y, subjetivamente, lleva 'una eternidad' superarlo. En este punto -del asalto total- las emociones de una persona son tan intensas, su perspectiva tan reducida y su pensamiento tan confuso que no hay esperanzas de adoptar el punto de vista del otro ni de resolver las cosas de una forma razonable.
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