Siete lecciones para Navidad
(La felicidad no está en las cosas)
En Navidad los regalos adquieren un valor tan
importante que los deseos de grandes y chicos se ven reflejados solo en objetos
materiales; pero la Navidad va mucho más allá de esto, debe trascender en
nuestros corazones.
Para ello, los expertos del Instituto de la Familia de
la Universidad de la Sabana, nos comparten las siguientes ideas para sorprender
a los hijos con verdaderos regalos de amor. Es muy fácil, son gratis, no
necesitan de un empaque especial y están ahí al alcance de su mano:
1. Si su anhelo es que su hijo sea feliz, no le dé
todo lo que pide. Valórelo, priorícelo y sintonícelo con sus objetivos educativos.
2. Los niños no se pueden sobornar. Los regalos nunca
suplirán la falta de tiempo o atención de los padres. ¿Será que los hijos
prefieren un juguete o ir con su padre a patinar, a jugar al futbol, montar en
bici, ir al cine o, sencillamente, compartir los dos la fantasía de un cuento…?
En ocasiones, disfrutar con los hijos será el mejor juguete que puedan recibir
de sus padres. ¡Y eso es gratuito!
3. Acostumbrar a los hijos a pasar la Navidad con lo
que se tiene, ya es el mejor regalo que les podemos hacer. No se trata de que
sufran, pero sí de que vivan la realidad y acepten con ilusión lo poco o mucho
que puedan recibir como regalo.
4. Lo que ellos piden para la Navidad no siempre es lo
que más les conviene. Cuando se es niño no hay criterio ni límites para pedir;
por eso, la tarea de pensar qué regalar debe ser responsabilidad de los padres.
5. Hable con ellos acerca de lo que han pedido en su
carta al Niño Dios o a los Reyes. En muchas ocasiones nos sorprenderán los
motivos por los que han elegido sus regalos, tanto por su acierto como por su
desacierto. Aproveche su capacidad de entusiasmo para sugerirles alternativas
más enriquecedoras.
6. Navidad es sinónimo de familia. Es un buen momento
de ser sincero consigo mismo y reflexionar sobre el papel de padre o madre.
Seguro que hay cosas que se pueden mejorar. Es un tiempo para ser humilde y
recapacitar.
7. La felicidad no está en las cosas; más bien es un
estado del alma producto de la paz espiritual que se gana con las buenas
acciones y del bienestar consigo mismo y con la familia.
La Navidad es amor y está colmada de tradiciones que
deben trascender a los hijos para que prevalezcan más allá del tiempo. Es la
oportunidad de inculcar en ellos la grandeza de los buenos sentimientos.
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