NUESTRO NOMBRE
Toda persona es importante,
y merece tu respeto y el mío. Alguien escribió que el sonido más dulce y
querido para cualquiera de nosotros es el propio nombre y apellido. Ahí tienes
un camino para llegar al corazón de los demás. Pon atención en recordar los
nombres. Es cuestión de ejercicio y de interés humano.
Dios estaba creando el
mundo y ponía nombre a cada animal. —Tú te llamarás gallina. Tú te
llamarás caballo. Tú te llamarás burro. Y así continuó con los demás. Se acercó
el burro y preguntó: —¿Cómo me llamaba yo? Y Dios le contestó: —Burro. Después
de tres minutos, el burro volvió a preguntar: —¿Cómo me llamaba yo? —Burro. Y
así cinco veces más le preguntó: —¿Cómo me llamaba yo? Entonces Dios le
respondió: —Burro idiota. Y el burro dijo: —Yo ya me estaba aprendiendo el
nombre y usted ahora me dice el apellido.
Había un señor que en
las fiestas recibía a los invitados y les preguntaba su nombre. Al final del
banquete repetía nombre y apellido de los cien o más invitados. Un aplauso
interminable ovacionaba a este prodigio de retentiva, Harry Lorrayne, autor de
“Cómo desarrollar una supermemoria”. Algo puedes hacer para mejorar tu memoria.
Vale la pena intentarlo.
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