LAS DOS ALFORJAS
En la base de tu
crecimiento armónico como persona está el conocimiento de ti mismo, de tus
fortalezas y debilidades. Con un ojo en tus virtudes para conservarlas y darles
brillo, y con el otro ojo en tus fragilidades para neutralizarlas, afronta con
esperanza y firmeza esa labor cotidiana de llegar a realizar el proyecto de
Dios sobre tu vida. Una fábula sobre este tema.
Según una fábula, Zeus
colocó dos alforjas a cada ser humano: una sobre el pecho y otra, atrás a la
espalda. Los hombres, sin excepción, han puesto en la alforja que está a la
vista los defectos de las personas conocidas, mientras los defectos propios en
la alforja que tienen en la espalda. Por eso somos expertos en debilidades
ajenas, y analfabetos en las propias fallas.
El conocimiento de ti
mismo es llave de sabiduría, porque desde tu realidad personal puedes crecer y
superarte. Epitecto, filósofo griego, escribió que “La cosa más difícil es
conocernos a nosotros mismos, la cosa más fácil, hablar mal de los demás”.
Conocerte es encontrarte con tus límites y también con tus logros y fortalezas.
Ten un tiempo para evaluarte.
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