TRABAJO
Ningún trabajo es
insignificante o despreciable, cualquier ocupación merece que pongamos todas
nuestras fuerzas y nuestra creatividad en ella. “Si alguien está llamado a ser
barrendero, debería barrer las calles como Miguel Ángel pintaba, como Beethoven
componía música o como Shakespeare escribía versos”, (M. L. King). Aprecia y
agradece tus manos.
El trabajo
honrado y responsable nos libera del aburrimiento, de entregarnos a los vicios,
y nos proporciona los recursos para remediar nuestras necesidades fundamentales.
Es una bendición de Dios. Trabaja con gusto y acabarás sintiendo gusto por el
trabajo. “El que no quiera trabajar, que no coma”, escribió san Pablo a los de
Tesalónica.
¡Qué tengas un día de acción!
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