LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
El Evangelio de hoy nos habla de la Presentación de Jesús en el Templo y el texto está sacado del evangelista Lucas 2, 22-40.
En el cuadragésimo día hay tres acontecimientos:
La "purificación de María"
El "rescate" del hijo primogénito Jesús mediante un sacrificio prescrito por la Ley.
La "presentación" de Jesús en el Templo.
María obedece a la Ley; se "purifica" en el Templo con un sacrificio, en este caso un pichón o tórtola como expiación. Los pobres sólo pueden ofrecer dos tórtolas o dos pichones. Luego María realiza el sacrificio de los pobres, la familia de Jesús, consiguientemente, no era rica.
En el segundo acontecimiento se produce el "rescate" del primogénito, que es propiedad de Dios. El Evangelista Lucas no se detiene demasiado aquí, pasa enseguida al tercer acontecimiento, la "presentación". Lo que viene a decir que el niño Jesús no ha sido rescatado: ha sido entregado personalmente por Dios en el Templo. Luego, todo continúa con una escena profética. El viejo profeta Simeón y la profetisa Ana -movidos por el Espíritu de Dios- se presentan en el Templo y saludan como representantes del Israel creyente "al Mesías del Señor". Por ello, se hacen dos afirmaciones cristológicas; Jesús es "Luz" para alumbrar naciones y "existe para la gloria de tu pueblo, Israel". Ambas expresiones están tomadas del profeta Isaías.
Simeón se dirige con una palabra profética a María, a la que, después de de las muestras de alegría por el niño, anuiica una especia de profecía de cruz. Y, al final, la dirige una predicción muy personal: Y a ti, una espada de atravesará el alma. La teología de la gloria está indisolublemente unida a la teología de la cruz, al siervo de Dios le corresponde la gran misión de ser portador de la luz de Dios en el mundo. Y esta misión se cumple precisamente en la oscuridad de la cruz. La oposición contra el Hijo, afecta también a la Madre e incide en su corazón.
La profetisa Ana es imagen por excelencia de persona verdaderamente piadosa, vive cerca de Dios y para Dios en su cuerpo y alma.
Finalmente, Lucas concluye con el retorno de la familia a Nazaret. "El niño crecía y se robustecía, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él"
Comentarios del Papa Emérito Benedicto XVI
Libro "La Infancia de Jesús"
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