HABLAR CLARO
Como bien ha dicho el
Papa Francisco la Iglesia no es una ONG, tampoco una institución filantrópica
como existen tantas otras. Es una comunidad de creyentes, que se reconocen
entre sí como hermanos, que han experimentado de forma parecida el encuentro
con Dios a través de Jesucristo.
La experiencia
cristiana no queda reducida a un evento místico o íntimo entre el creyente y
Dios. Dicha experiencia está fundada y mediada en la vida, muerte y
resurrección de Jesús. Ese evento ha sido tan decisivo que afectó la vida de
los primeros discípulos, y sigue transformando la existencia de los discípulos
actuales. De esa comunión espiritual con Dios y los hermanos, brotan las
iniciativas de caridad, reconciliación y solidaridad que los cristianos
organizan en la sociedad donde viven.
Y el Santo Padre también indica: “En particular,
Internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad
entre todos; y esto es algo bueno, es un don de Dios. Y las calles del mundo
son el lugar donde la gente vive, donde es accesible efectiva y afectivamente.
Entre estas calles también se encuentran las digitales, pobladas de humanidad,
a menudo herida: hombres y mujeres que buscan una salvación o una esperanza.
Gracias también a las redes, el mensaje cristiano puede viajar hasta los
confines de la tierra”
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