El Sermón del Monte no
es Ley sino Evangelio. El Evangelio no es una nueva Ley, otros preceptos más
refinados, otra experiencia más elevada.
El Evangelio es Buena
Noticia, invitación. Ésta es la diferencia entre la Ley y el Evangelio: la Ley
deja al sujeto a merced de sus propias fuerzas, le pone preceptos que ha de
esforzarse en cumplir, le amenaza, le premia, le exige esforzarse...; el
Evangelio, en cambio, coloca al ser humano ante el don de Dios, le hace conocer
a su Padre, le convierte en hijo, lo cambia por dentro... Y ya no tiene
que mandarle nada.
Se dijo a los antiguos
que Dios era juez severo. Jesús muestra el corazón de Dios: como una madre.
Es la revolución de
Jesús. Tan fuerte que quizá no hemos entrado en ella.
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