EL SOL Y EL VIENTO
“Urbanidad y buenos modales
abren puertas principales”, dice un refrán español. La convivencia humana se
hace más fácil y agradable si, además de la sinceridad y sencillez del trato,
procuramos no molestar con modales o expresiones que hieren la sensibilidad de
los demás. Un talante afable, sereno, respetuoso es bien recibido por todos.
El Sol y el Viento
discutían sobre cuál de los dos era más fuerte. Mientras discutían, vieron que
por el camino avanzaba un hombre. Propusieron probar sus fuerzas contra
él. —Vas a ver - dijo el Viento- cómo le desgarro sus vestiduras. Y comenzó a
soplar cuanto podía. Pero cuantos más esfuerzos hacía, el hombre más oprimía su
capa, sin dejar de caminar. El Viento encolerizado, descargó lluvia y nieve,
pero el hombre más cerraba su capa. Comprendió el Viento que no era posible
arrancarle la capa. Sonrió el Sol mostrándose entre dos nubes, recalentó la
tierra y el pobre hombre, regocijado con el dulce calor, se quitó la capa y se
la puso sobre el hombro. —Ya ves –le dijo el Sol al Viento– cómo con la bondad
se consigue más que con la violencia.
Los santos han visto
en la cortesía como el perfume y la crema de la caridad. La presentan como un
efecto del verdadero amor por los demás. Resulta a veces que ciertas
expresiones ordinarias, ciertos modos descomedidos ofenden tanto como injurias.
Que el respeto al prójimo sea tu norma.
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