GENEROSIDAD
La generosidad es una
virtud que te pone en sintonía con Dios que es todo amor y donación de sí
mismo. Cada día puedes empezar a ser generoso en gestos pequeños. Con la
práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y
comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.
Señor, enséñame a ser
generoso, a dar sin calcular, a devolver bien por mal, a servir sin esperar
recompensa, a acercarme al que menos me agrada, a hacer el bien al que nada
puede retribuirme, a amar siempre gratuitamente, a trabajar sin preocuparme del
reposo. Y, al no tener otra cosa que dar, a donarme en todo y cada vez más a
aquel que necesita de mí esperando sólo de ti la recompensa. O mejor: esperando
que tú mismo seas mi recompensa. Amén.
El egoísmo atrofia al
hombre, que sólo en la donación generosa a los demás. encuentra su madurez y
plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives
para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no
vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin
amor no vale nada.
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