LA MARIPOSA AZUL
La diferencia la
marcas tú, y tú y nadie más que tú; tu libertad, tus decisiones, tus juicios y
tus acciones, ellas te llevarán por el camino de la verdad, del bien y de la
paz si así lo quieres; de lo contrario, te puedes ir preparando, porque fácil
no será, te lo aseguro.
¿Cómo enfrentar esos momentos
que quisiéramos que nunca llegaran? pero ahí estarán y no le podremos dar la
espalda o meter la cabeza al agujero como lo hacen las avestruces cuando ven
que se acerca el peligro... ¡Saca la cabeza, mira fijamente el problema y
atácalo de raíz! Hay realidades que ni papá, ni mamá, ni la maestra, ni nadie
podrá resolver por ti. En pocas palabras, todo está en tus manos. Tu presente y
tu futuro, tu felicidad, tu realización, y al final, la vida eterna.
Había un viudo que
vivía con sus dos hijas, curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían
muchas preguntas. A algunas de ellas él sabía responder, a otras no. Como
pretendía ofrecerles la mejor educación, mandó a las niñas de vacaciones con un
sabio que vivía en lo alto de una colina. El sabio siempre respondía a todas
las preguntas sin ni siquiera dudar.
Impacientes con el
sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no supiese responder;
entonces una de ellas apareció con una linda mariposa azul que usaría para
engañar al sabio.
"¿Qué vas a
hacer?" -preguntó la hermana.
"Voy a esconder
la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta."
“Si él dijese que está
muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré
y la aplastaré. Y así, cualquiera que sea su respuesta, será una respuesta
equivocada…” jijijiji, soltó una risa maliciosa.
Las dos niñas fueron
entonces al encuentro del sabio que estaba meditando.
- "Tengo aquí una
mariposa azul. Dígame, sabio, ¿está viva o muerta?"
Muy calmadamente el
sabio sonrió y respondió:
"Depende de ti.
Ella está en tus manos."
Así es nuestra vida,
nuestro presente y nuestro futuro, con nuestras decisiones y nuestros juicios.
No debemos culpar a nadie cuando algo falle: somos nosotros los responsables
por aquello que conquistamos (o no conquistamos). Nuestra vida está en nuestras
manos, como la mariposa azul... Nos toca a nosotros escoger qué hacer con ella.
El día que puse mi
vida en las manos de Dios, me quité de un gran peso, en Él confío y en Él tengo
puestas todas mis esperanzas, con la seguridad que un día llegaré al cielo. Soy
consciente que a Dios rogando y con el mazo dando... Por lo tanto, nunca tires
la toalla y no dejes de mirarle a Él...
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