EL CAMPESINO Y EL CLIMA
La tormenta es un buen
símbolo para nuestras crisis, angustias y fracasos. En fin para todo lo que se
presenta como algo doloroso e indeseable en tu vida. Pero son inevitables. Lo
bueno es encontrar en todas ellas el lado positivo, porque muy expresivamente
escribió Luis Veuillot “hay bendiciones de Dios que entran en casa rompiendo
los cristales”.
Un campesino pidió a
Dios le permitiera ordenar el clima para que —según él— le rindiera mejor su
cosecha. ¡Dios se lo concedió! Entonces, si el campesino quería lluvia ligera,
así sucedía; si pedía sol, éste brillaba; si necesitaba más agua, llovía más;
etc. Sin embargo, al llegar la cosecha, se sorprendió mucho porque resultó un
fracaso. Desconcertado preguntó a Dios por qué salió así la cosa, si él había
puesto los climas más adecuados. Pero Dios le contestó: "tú pediste lo que
quisiste, pero no lo que de verdad convenía. Nunca pediste tormentas, y éstas
son muy necesarias para limpiar la siembra, ahuyentar aves y animales que la
consumen y purificarla de plagas que la destruyen".
“Dios permite esas
visitas de las tormentas porque sabe que por medio de ella tú y yo podemos
crecer de gloria en gloria. Si logramos resistir y confiar cuando vengan,
saldremos transformados por el poder de Dios y podremos darle gracias por
permitir la visita de la maestra tormenta”. (S. Escudero). Que seas
experto en superar las borrascas.
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