LOS BUENOS HÁBITOS
Los años juveniles son
para adquirir buenos hábitos. La única diferencia entre el adulto fracasado y
el triunfador está en la diferencia de sus hábitos. Los buenos hábitos son la
clave de todo éxito. Por lo tanto capitaliza las auténticas riquezas que, como
todo lo esencial, “son invisibles a los ojos”; y persevera, aunque no veas
resultados inmediatos.
1. - Dios mío, haz de
mí un hombre paciente... pero ¡ya!
2. - Papá,
papá... ¿cuál es la definición de engreído?
- Qué bueno que
preguntaste, porque soy la mejor persona para responderte.
3. - Mamá, mamá, en la
escuela me dicen interesado.
- ¿Y por qué te dicen
así?
- Si me das $5 te lo
digo.
4. - Juan, ¿es cierto
que eres muy susceptible?
- No. ¡Y déjame en
paz, que me vas a volver loco!
Tú tarea es formarte,
no sólo cuando joven, sino siempre. La formación personal consiste en asimilar
valores, habilidades, virtudes… que te permitan afrontar victoriosamente la
vida en todos sus aspectos. Tu capital de buenos hábitos será la gran riqueza
que nada ni nadie te podrá quitar. Emprende animosamente este camino de
superación y madurez
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