LAS DOS PLANTAS
La
tormenta es un buen símbolo de nuestras crisis, angustias, pérdidas, fracasos.
En fin para todo lo que se presenta como algo doloroso, funesto e indeseable en
tu vida. Pero son inevitables. Lo bueno es encontrar en todas ellas el lado
positivo, porque muy expresivamente escribió Luis Veuillot “hay bendiciones de
Dios que entran en casa rompiendo los cristales”.
Dos
plantas, iguales, nacieron al mismo tiempo, y a pocos metros de distancia una
de otra, de dos semillas hermanas. Una brotó en la orilla de un camino, siendo
a veces cubierta de polvo, otras de lodo, quemada por el sol, en los días de
verano, helada por el frío en las noches de invierno, azotada por la lluvia,
batida por el viento, y creció bien verde, vivaz y lozana. La otra brotó al
reparo de un techito que allí estaba, al pie de una pared, y no tuvo que luchar
contra viento alguno; la lluvia no la mojaba, ni la quemaba el sol, y apenas
sentía un poco de frío durante las noches largas de agosto; y por esto mismo,
creció delgada, endeble y descolorida. Es que el luchar y sufrir conservan la
vida. (Godofredo Daireaux)
Hay
personas que saben transformar su debilidad en fortaleza. Los límites reales
que tienen en la vida los impulsan de tal modo que se distinguen entre sus
iguales. De un obstáculo hacen un punto de apoyo para lanzarse adelante con más
fuerza que el común de la gente. Que pases un buen día, incluso salvando
obstáculos.
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