SUBÍ, SEÑORA, SUBÍ
Subí, Señora, subí
donde bajastes a Dios;
Él bajó y subistes vos,
ambos por subirme a mí
donde goce de los dos.
Subid, y daréis la mano
que os dé el Hijo, Virgen santa,
para el reino soberano,
donde sube y se levanta
con la vuestra el ser humano.
A las alturas subí
donde bajastes a Dios;
Él bajó y subistes vos,
ambos por subirme a mí
donde goce de los dos.
Por ser Virgen preservada
de la culpa original
fue la vena en vos hallada
del minero celestial
de todos tan deseada.
Los cielos dicen: Subí,
vuestro Hijo y nuestro Dios
abajó a subir con vos,
ambos por subirme a mí
donde goce de los dos.
Gregorio Silvestre. S/XVI.
donde bajastes a Dios;
Él bajó y subistes vos,
ambos por subirme a mí
donde goce de los dos.
Subid, y daréis la mano
que os dé el Hijo, Virgen santa,
para el reino soberano,
donde sube y se levanta
con la vuestra el ser humano.
A las alturas subí
donde bajastes a Dios;
Él bajó y subistes vos,
ambos por subirme a mí
donde goce de los dos.
Por ser Virgen preservada
de la culpa original
fue la vena en vos hallada
del minero celestial
de todos tan deseada.
Los cielos dicen: Subí,
vuestro Hijo y nuestro Dios
abajó a subir con vos,
ambos por subirme a mí
donde goce de los dos.
Gregorio Silvestre. S/XVI.
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