LA VIDA
La famosa sicóloga norteamericana, de origen suizo,
Elisabeth Kübler Ross dice: Llegó un momento en mi vida en que me di cuenta de
que había traído dos hijos al mundo, les había dado todo el bienestar, una
buena educación, pero eran soberbios y estaban vacíos por dentro, vacíos como
una botella de cerveza recién bebida. Entonces, me dije a mí misma, que debía
hacer algo que no fuese solamente darles cosas materiales.
De acuerdo con mi esposo, tomamos como huésped en mi
casa a un anciano de 74 años, al cual los médicos habían diagnosticado dos
meses de vida. Quería que mis hijos estuvieran cerca de él en su momento final,
quería que viesen y tocasen por sí mismos la experiencia más importante de la
vida: La muerte. El huésped no sólo vivió dos meses, vivió dos años y medio.
Era tratado en todo como un miembro más de la familia.
Aquella experiencia dio a mis hijos una increíble
riqueza espiritual. En aquel desconocido, que fue recibido para morir entre
nosotros, descubrieron un nuevo sentido para su vida y maduraron mucho
(haciéndose más humildes). Aquel pobre anciano nos había dado mucho más de lo
que nosotros le habíamos dado a él.
Es bueno conocer la muerte para conocer la vida. Es
importante darnos cuenta de lo poco que somos humanamente y de lo frágil que es
la vida para que no seamos soberbios y podamos vivir humildemente agradecidos a
Dios por cada momento de nuestra existencia, sin tratar de acumular tesoros en
este mundo.
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