EL MONO Y EL PERRO
“Las palabras
mueven, los ejemplos arrastran”, dice el proverbio. En efecto, nada es mejor
que el testimonio de vida para moldear el carácter de los niños en el hogar o
la escuela. Por eso es determinante que los padres evalúen su propia conducta
para que incida positivamente en sus hijos. Por ejemplo: dominio de sí mismos,
sinceridad, prioridad del deber, etc.
Un mono
observaba al herrero que golpeaba el yunque con un gran martillo de hierro. Y
resolvió imitarlo. Cuando éste dormía la siesta, quiso probar con un martillo
de palo. Invitó al perro a presenciar su trabajo. Al perro le divertían mucho
las pruebas del mono. Pero una mosca vino a fastidiar al perro, e intentó
matarla a mandibulazos. Entonces el mono le dijo: “Amigo, abres demasiado la
boca por una simple mosca, hay que medir el esfuerzo y usar la herramienta
adecuada. Mira cómo aprendí yo”. Alzó con las dos manos el martillo y dio un
golpe tan fuerte que se quebró el mango y el martillo le pegó en el hocico. El
perro empezó a reír y reír por el modo tan lindo de seguir el mono sus propias
lecciones.
Tanto los buenos
como los malos ejemplos moldean el ambiente en que vivimos. Ojalá que triunfen
los que favorecen lo bueno, digno y noble. Porque si prevalece el egoísmo
salvaje, llegaremos a una pérdida total de los valores humanos, faltará lo más
hermoso: el respeto, la comprensión, el amor. Aporta hoy tu granito de arena de
buen ejemplo.
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