EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

viernes, 30 de septiembre de 2016

HOY...

AQUELLOS FELICES AÑOS


Hace unos días llegó a mi página de Facebook un video sobre la maravillosa infancia que tuvieron los nacidos allá por los años 60, comparada con la que viven los niños de hoy.

Cuando vemos estos videos creo que a todos nos viene a la memoria nuestra propia infancia, los recuerdos que guardamos con cariño, las vivencias que han influido en nuestra forma de ser, tantos juegos, tantas cosas…

Mi infancia son recuerdos de vida en la calle, de jugar en cuadra, de mojarnos en el agua de regar, de beber amorrados a la fuente, de ensuciarnos de tierra e incluso de compartir nuestra merienda con algún “amigo” de cuatro patas.

¿Mejor o peor que la infancia de los niños de ahora? Tal vez ni mejor ni peor, simplemente diferente. Si es cierto que los niños de hoy viven una infancia muy diferente a la nuestra y que, desde mi punto de vista, se pierden muchas y muy gratas vivencias.

Alguien comentó respecto del video que los niños ahora son “menos idiotas” y yo me pregunto ¿alguna vez han sido idiotas los niños? En absoluto, cada generación hemos vivido la infancia de forma diferente y, no podemos negar, que las últimas generaciones crecen rodeados de aparatos que, parece, les “hacen la vida más divertida”, pero eso no quiere decir que los niños de otras generaciones hayamos sido idiotas.

Respetando todas las opiniones yo creo que los niños de hoy viven demasiado “encerrados”, demasiado rodeados de tecnología, demasiado cargados de “actividades extraescolares” y, en ocasiones y desgraciadamente, demasiado solos.

Posiblemente lo ideal sería “un poco de todo”… No hay porque demonizar a las nuevas tecnologías, tienen una gran utilidad y pueden ayudar mucho a los niños. Pero tampoco hay que darles todo el protagonismo. Los niños necesitan su tiempo de calle, su tiempo para ensuciarse, compartir, reñir, jugar, necesitan su tiempo “de aprender” y los juegos en la calle con otros niños les ayudarán a crecer, a ser mejores.


Y cuando sean mayores también podrán decir “mi infancia son recuerdos de juegos, de amigos, de compartir, de reír y llorar” maravillosos recuerdos que siempre les acompañarán.

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