COHERENCIA
Dice san Pablo que Dios quiere que todos los hombres
se salven. Dios nos invita a todos al banquete de la gloria eterna. Pero muchos
rechazan la invitación, pues prefieren dedicarse a las cosas de este mundo.
¡Qué torpeza! escogen lo caduco y desprecian lo
eterno. Es el misterio de la libertad del hombre que puede rechazar la voluntad
de Dios.
Este respeto de Dios a la libertad del hombre es un
exponente de que Dios no quiere salvarnos a la fuerza. Él nos invita, pero si
le rechazamos, nos respeta. Invita va otros. Él ve con pena nuestra torpeza,
pero no nos coacciona. Nos ha hecho libres para que seamos nosotros los que
elegimos el camino del cielo o del infierno.
Pidamos a Dios que nos dé luz y fuerza para usar bien
de nuestra libertad. Que no seamos sordos a su llamamiento, convencidos de que
Dios quiere lo mejor para nosotros.
Algunos dicen: «Yo soy católico, pero no practico».
Esto es tan absurdo como decir: «Yo soy futbolista, pero jamás he dado una
patada a un balón». Hay que ser coherente. Toda ideología supone un compromiso.
Quien no cumple, no es católico.
Padre Jorge Loring S.J.
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