EL EXORCISTA
Francisco López Sedano es un religioso mexicano de los Misioneros del
Espíritu Santo que a sus ochenta años ha pasado la mitad de su vida luchando
contra Satanás como exorcista llegando a ser el coordinador de los exorcistas
de la Archidiócesis de México. Calcula que durante su extenso ministerio ha
realizado al menos 6.000 exorcismos y no teme al demonio sino que afirma que el
demonio le teme a él. En una entrevista para el diario Hoy Los Ángeles, editado
en lengua española en California (EEUU), este anciano sacerdote cuenta algunas
de sus experiencias y advierte a la gente de las puertas que no hay que abrir
para que el demonio no pueda entrar en sus vidas y alerta de la poca fe de algunos
sacerdotes:
-¿El diablo existe?
-Por supuesto.
-¿Pero existe así como un ente maligno o es sólo la
maldad del ser humano?
-Jesús se enfrentó muchas veces con Satanás mismo y
habló con él. No se habla con una cosa, se habla con una persona.
-¿Cómo fue que se volvió exorcista?
-No fue por mi gusto, fue por necesidad, por ver casos
muy serios, muy dolorosos y tener que entrarle al toro. Antes no creía que el
demonio pudiera actuar tan agresivamente. Me parecía fantasioso, no realista.
-¿Y qué le hizo creer?
-Un compañero sacerdote que estaba metido en eso me
hizo ver que combatir al Maligno era una obligación. Me dijo: "tienes que
meterte en esto por mandato del Señor".
-¿Por mandato?
-Los tres mandatos son llevar la palabra de Dios, sanar
enfermos y echar demonios. Los tres están vigentes en la iglesia, pero muchos
sacerdotes no quieren entrarle al toro, le tienen miedo.
-¿A qué le tienen miedo?
-A la venganza del Otro.
-¿No será que esos sacerdotes simplemente no creen en
el demonio?
- No creen, no intervienen y por eso no tienen
experiencia. Me han tocado casos en los que, previamente, la gente fue con su
párroco y éste les dijo: "Usted está imaginándose cosas, eso no
existe". Y la persona se va sin saber qué hacer, porque en la noche
"alguien" lo molesta, lo golpea, lo tumba de la cama, lo golpea
contra la pared.
-¿Usted ha hablado con el demonio?
-Muchas veces. El demonio habla a través de la gente,
gente que se ha metido en sus terrenos. A mí. ¡cuántas veces! "¿Y tú quién
eres para expulsarme?". Y le respondo: no soy nadie, pero vengo de parte
de Cristo, tu Dios y Señor y te largas ahora mismo, te mando en nombre de Él
que te vayas, ¡fuera!
- ¿Cómo distingue entre una persona que está fingiendo
y una persona que está poseída?
- La persona en la que están los demonios empieza a
gritar, empieza a ladrar como perro, empieza a vociferar o a retorcerse y a
andar como culebras en el piso. Son mil formas.
-¿Y no le da miedo?
-No, porque Dios nos protege. Si no lo hiciera, nadie
se metería en eso.
-¿Qué busca el diablo?
-El demonio lo que quiere es apartarnos de Dios, nos
mete flojera, nos mete cansancio, nos mete sueño, desconfianza, nos mete
desesperación, odio; todo lo negativo.
-¿Cómo sabe una persona que necesita un exorcismo?
-Oye voces, siente odio o rechazo por Dios, antes
creía y ahora patea la Biblia. Es gente que tiene un dolor de espalda terrible,
pero los médicos dicen que está perfectamente bien. Los daños de Satanás están
fuera del orden médico clínico. Gente que vive con una diarrea permanente y con
nada se le quita; gente que tiene dolor de ojos y los oftalmólogos no les
encuentran nada. Son daños que la ciencia no detecta.
-Entonces, ¿estar poseído por un demonio no significa
andar trepando las paredes como Linda Blair?
- No precisamente, pero puede ser. Cuando hay
presencia del demonio puede suceder cualquier cosa.
- A usted le ha tocado ver algo así.
-Sí. En una iglesia, un muchacho de unos 18 años
empujó cinco bancas de estas grandes, muy pesadas, que ni 10 personas lo
habrían logrado. Tenía una fuerza terrible. Lo tuvimos que agarrar entre tres
para practicarle el exorcismo. Habiendo presencia del Otro, ya se explica
cualquier cosa. Que puedan subirse por las paredes, sí; y volar también.
- ¿Qué le gusta al diablo o a satanás?
Lo que le gusta es separarnos de Dios, meternos miedo,
amenazarnos, tenernos temblando y la gente así anda luego.
-¿Pero el diablo escoge a la gente o la gente lo deja
entrar?
-La gente deja entrar al diablo. No se metería con
nosotros si no le abriéramos puertas. Por eso Dios prohíbe practicar magia,
superstición, brujería, hechicería, adivinación, consulta a muertos y espíritus
y astrología. Esos son los 7 terrenos de la mentira y el engaño.
- Pero todos en México consultan su horóscopo.
-Que los astros influyan en nuestra vida es la mentira
más grande. ¡Están a millonadas de kilómetros! Son cuerpos formados por metales
y gases, ¿cómo van a influir en nosotros? Lo mismo pasa con la magia, que es
atribuir a las cosas un poder que no tienen. Cargar una herradura porque me va
a dar buena suerte, es mentira.
- ¿En algún momento ha sentido miedo?
- No, el diablo me tiene miedo a mí.
- ¿Cómo se imagina el cielo?
No lo podemos imaginar, está fuera de nuestro alcance.
-¿Usted piensa en la muerte?
- Sí, con frecuencia porque tengo que tratar enfermos
o, a veces, muertos.
- ¿Le preocupa?
- Ligeramente, porque es uno pecador y está uno en
sangre pecadora. Lo que quiero decir es que estamos en sangre pecadora y nadie
puede decir "yo no soy pecador". Basta que estemos en carne humana
para que seamos pecadores y fallemos en muchas cosas, el Papa y todos, somos
humanos.
-¿Qué pasa, por ejemplo, con los sacerdotes
pederastas?
-No tuvieron una formación suficiente como para luchar
contra sus tendencias pederastas, no tuvieron fuerza espiritual para
sobreponerse.
- ¿Cuál quiere que sea su epitafio?
-Simplemente: "Gracias, Señor, por la vida".
-Tanta maldad, ¿no le quita la esperanza?
- No, para mí se confirma la esperanza porque desde la
cruz Cristo ya venció y ganó la guerra absoluta. Satanás trata de hacerle un
poco la guerra, pero no le hace ni cosquillas.
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