MISIÓN: EVANGELIZAR
Evangelizar es la misión de la Iglesia. Nos es la de algunos, ni mía, ni vuestra, es de todos.
Cada uno de nosotros debe ser evangelizador, ¡sobre todo con la vida!
Pablo VI subraya que: evangelizar es la gracia y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar. (Evangeli nuntiandi, 14)
Pero, ¿quién es el motor de la evangelización de nuestra vida y en la Iglesia? El Espíritu Santo... éste actúa en cada evangelizador que se deje poseer y conducir por Él.
Para evangelizar es necesario abrirse al Espíritu de Dios, sin temor a lo que nos pida y a dónde nos guíe. ¡Confíemonos en Él! Nos permitirá vivir y dar testimonio de nuestra fe, e iluminará el corazón de aquellos quienes nos encontremos. Para esto existe la experiencia de Pentecostés...El Espíritu Santo...los hace salir de donde estaban encerrados por miedo,... los convierte en heraldos y testigos de las grandes maravillas de Dios. Y esta transformación obrada por el Espíritu Santo se refleja en la multitud que acudió a escucharles.
Un primer efecto evangelizador: la unidad. la comunión.
Por la soberbia del hombre, en Babel comenzó las dispersión de los pueblos y la confusión de las lenguas.
En Pentecostés, las divisiones se superan, comienza una apertura hacia Dios, una nueva lengua, la del Amor que el Espíritu Santo derrama en los corazones. Esta nueva lengua, la de la comunión, invita a superar la indiferencia, la división, el conflicto.
Todos debemos preguntarnos: ¿Cómo me dejo guiar por el Espíritu para que mi testimonio de fe sea de unidad y de comunión? ¿Llevo la palabra de reconciliación, el Evangelio, a los lugares donde yo vivo?
¿Qué hago yo con mi vida? ¿Creo unidad o división? Pensemos en ello.
Por tanto, para pronunciar la nueva buena de Jesucristo: CORAJE, VALENTÍA, FRANQUEZA, VOZ ALTA. En todo lugar y tiempo.
¡Vivamos con humildad y valentía el Evangelio!
Y la nueva evangelización comienza con la oración, una Iglesia que evangeliza es una Iglesia orante; sin ello, nuestras acciones se convierten en vacío y nuestro anunciar no tiene alma, no está animado por el Espíritu.
Resumen Catequesis Papa Francisco
22 mayo 2013
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