LOS TALENTOS
Hay una realidad indiscutible,
normal y prevista por Dios con un designio de amor: los talentos han sido
distribuidos en forma desigual. ¿No te parece que es con el fin de hacernos
crecer en el amor y el servicio complementándonos, ayudándonos, intercambiando
los dones, integrándonos a la familia humana? Dedícate, pues, a desarrollar y
ofrecer tus propias habilidades
Apeles, ilustre pintor
griego, se mostraba muy severo para consigo mismo; lejos de ofenderse por las
críticas, las provocaba él mismo. Se cuenta que a veces exponía públicamente
sus cuadros, ocultándose detrás del lienzo para oír las observaciones de unos y
otros. Un día criticó un zapatero la sandalia de uno de los personajes, y
Apeles enmendó el error. Al día siguiente se atrevió el mismo artesano a criticar
otras partes del cuadro. Salió entonces el artista de su escondite y le dijo
«Zapatero, no pases del zapato» (Larousse).
Si te sientes pobre,
con un solo talento y hasta sin ninguno, piensa que todos poseemos el más
grande de los talentos: el talento del amor. ¿Quién, si se lo propone, no puede
dar amor? Éste es nuestro mayor capital: la capacidad de brindar amor, porque
como enseña san Pablo “si no tengo amor, nada soy”. Y no olvides que eres un
ser especial, único, irrepetible.
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