EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

viernes, 31 de octubre de 2014

HOY...PREGUNTAMOS

¿EVOLUCIÓN O INVOLUCIÓN SOCIAL?



Cada vez que Cáritas realiza algún tipo de informe sobre la situación social de los españoles las alarmas suben de volumen. El último informe publicado hace pocos días, el llamado Informe FOESSA, no ha hecho más que subir los decibelios y pone en tela de juicio el tipo de sociedad que estamos creando y donde vivimos. Sólo un tercio de los españoles (apenas 33% de la población) no tiene ningún efecto de la crisis en su vida diaria. El 25% está absoluta exclusión, más de 11 millones de personas y un 41% de los ciudadanos está afectado de alguna problemática. Esto supone un importante salto  negativo sobre el último informe de 2007. 
Y es en las familias donde más se está cebando la crisis, en especial en aquellas donde hay niños pequeños y jóvenes adolescentes. Esto es consecuencia, según Cáritas de "las lógicas de privatización, mercantilización e individualización" que nos rodean y que vemos como algo normal. Es necesario dar a la sociedad la moral  y la energía de invocación de la ética como  base de una sociedad más justa y solidaria. Está claro que el modelo social  que teníamos hasta ahora ha fracasado y es necesario impulsar un nuevo modelo basado en la persona y su dignidad con auténticos valores cívicos.

Recordemos lo que en 1931, Pío XI escribía en la Encíclica Quadragessimo Anno:

  Salta a los ojos de todos, en primer lugar, que en nuestros tiempos no sólo se acumulan riquezas, sino que también se acumula una descomunal y tiránica potencia económica en manos de unos pocos, que la mayor parte de las veces no son dueños, sino sólo custodios y administradores de una riqueza en depósito, que ellos manejan a su voluntad y arbitrio.
Dominio ejercido de la manera más tiránica por aquéllos que, teniendo en sus manos el dinero y dominando sobre él, se apoderan también de las finanzas y señorean sobre el crédito, y por esta razón administran, diríase, la sangre de que vive toda la economía y tienen en sus manos así como el alma de la misma, de tal modo que nadie puede ni aun respirar contra su voluntad.
 Esta acumulación de poder y de recursos, nota casi característica de la economía contemporánea, es el fruto natural de la limitada libertad de los competidores, de la que han sobrevivido sólo los más poderosos, lo que con frecuencia es tanto como decir los más violentos y los más desprovistos de conciencia.
Últimas consecuencias del espíritu individualista en economía, venerables hermanos y amados hijos, son ésas que vosotros mismos no sólo estáis viendo, sino también padeciendo: la libre concurrencia se ha destruido a sí misma; la dictadura económica se ha adueñado del mercado libre; por consiguiente, al deseo de lucro ha sucedido la desenfrenada ambición de poderío; la economía toda se ha hecho horrendamente dura, cruel, atroz.”

Parece que en más de 80 años, en algunos aspectos, no hemos avanzado mucho.

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