SALIR A LA PERIFERIA
1) Para saber
En un artículo pasado considerábamos la respuesta que el Papa
daba a los jóvenes sobre su secreto para la felicidad. Señalaba que su paz
provenía de la confianza y el abandono que vivía en el Señor. Añadía que era
preciso tener coraje en la oración y aguante para llevar las diversas
incidencias de la jornada. Terminaba diciendo que le ayudaba además algo más:
salir a la periferia.
¿Qué significa ese “salir a la periferia”? El Papa respondía que
a él le ayuda no ver las cosas desde el centro, sino desde la periferia, porque
se ven más claras: “Cuando uno se va encerrando en el pequeño mundito, el
mundito del movimiento, de la parroquia, del arzobispado, o acá, el mundito de
la Curia, entonces no se capta la verdad. Sí se la capta quizás en teoría, pero
no se capta la realidad de la verdad en Jesús… La verdad se capta mejor desde
la periferia que desde el centro… Eso a mí me ayuda”.
2) Para pensar
Y para poner un ejemplo y saber en qué consiste mirar las cosas
desde la periferia, el Papa se refirió a que en esos días, hubo un gran
encuentro mundial de penalistas en Roma. Estando hablando en privado con uno de
ellos de sus experiencias, le decía al Papa que cuando va a la cárcel, él llora
junto con el preso.
El Papa comentó: “Ahí tienes un ejemplo. Él ve la realidad, no
solo del derecho, como juez penalista, sino desde la llaga que está allá. Y
esta verdad la ve allá, la ve mejor y para mí es una de las cosa más lindas de
estos días, que un juez te diga que tiene la gracia a veces de llorar con un
preso. O sea ir a la periferia”.
San Juan de Dios, fundador de la Orden de Hospitalarios, tuvo en
sus años jóvenes una vida azarosa. Sin embargo, se alistó en el ejército de Carlos
V y acabó por dedicarse a la atención de los enfermos. Se cuenta que un día se
encontró en la calle a un moribundo. Lo que hizo fue echárselo a la espalda y
llevarlo al hospital. Allí lo acostó en una cama y le lavó los pies. Al ir a
besárselos, vio con sorpresa que estaban heridos como los de Cristo y,
levantando los ojos hacia el rostro del enfermo reconoció en él a Jesús que le
miraba sonriente. Nuestro Señor le dijo: “Juan, todo lo que haces a los pobres,
a Mí me lo haces. Sus llagas son mis llagas, ya Mí me lavas los pies cuando a
ellos se los lavas”.
“Salir a la periferia” significa salir al encuentro de Cristo esté donde esté.
3) Para vivir
A veces “salir a la periferia” consistirá ir a un lugar donde se
requiera nuestra ayuda: una familia necesitada, un hospital, la cárcel, etc.
Pero en otras ocasiones no se necesitará desplazarnos porque a nuestro
alrededor podremos encontrar gente que está padeciendo una necesidad o un
sufrimiento, que podemos consolar o aliviar: una hermana, el cónyuge, un
vecino…
Así pues, parte del secreto del por qué el Papa conserva esa paz
y alegría en medio de un mundo difícil, se debe a que tiene la actitud de salir
a la periferia, que es vivir siempre la caridad. Podemos imitarle y tener una
actitud siempre despierta para acudir a quien lo necesite.
Pbro. José Martínez Colín
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