EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

miércoles, 6 de mayo de 2015

HOY... UNA FÁBULA

EL ÁGUILA Y LA ZORRA


La fidelidad es un valor que hoy por hoy anda rebajado y atenuado. No hay compromisos firmes. No pocos cambian de esposa como se deja una camiseta por otra. Señal de inmadurez e inconsistencia. Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla. Los inmaduros pasan sus vidas explorando posibilidades para al fin no hacer nada. Madurez significa confiabilidad, mantener la propia palabra, superar las crisis.

Un águila y una zorra que eran amigas decidieron vivir juntas para ayudarse. El águila eligió un árbol elevado para poner allí sus huevos, mientras que la zorra crió a sus hijos bajo unas zarzas junto al mismo árbol. Un día la zorra salió a buscar alimento. El águila, acosada por el hambre, bajó a las zarzas, atrapó los zorritos y con sus crías se dieron un banquete. Al regresar la zorra, le dolió más no poder vengarse que la muerte de sus pequeños. ¿Cómo podría ella alcanzar a un ave voladora? Se consoló maldiciendo de lejos a su ahora enemiga. Al poco tiempo mientras unos pastores sacrificaban una cabra, el águila cayó sobre ella y se llevó una víscera humeante, colocándola en su nido. Vino un fuerte viento que transmitió el fuego a las pajas, ardiendo también los aguiluchos que aún no sabían volar. Cayeron al suelo, la zorra corrió y se los devoró uno tras otro, ante los ojos de su enemiga.

En la base de esas decisiones firmes que dan continuidad a los esfuerzos, hay siempre serias y sólidas motivaciones. Esto requiere tiempo de reflexión para medir el alcance del compromiso, la propia capacidad de superar crisis, y el auténtico valor de la meta que nos atrapa y entusiasma. Es el precio del crecimiento y la madurez. Pero vale la pena. 

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