PENSAR Y DECIDIR
Hay
un refrán que dice: “Salir del sartén para caer en las brasas”. Cuántas veces,
ansioso por liberarte de un problema desagradable y ofuscado por zafarte
enseguida, tomas una mala decisión, que al poco tiempo lamentarás. Algunos, por
ejemplo, que buscaron trabajo en otro país, volvieron enseguida. Muchas veces
es necesario un cambio, pero hay que pensarlo bien. Que no te suceda como a la
cierva de la fábula.
Una
cierva que huía de unos cazadores, llegó a una cueva donde no sabía que moraba
un león. Entrando en ella para esconderse, cayó en las garras del león.
Viéndose sin remedio perdida, exclamó: —¡Desdichada de mí! Huyendo de los
hombres, caí en las garras de un feroz animal.
Para
tomar acertadas decisiones necesitas evaluar con lucidez y ponderación los
aspectos positivos y negativos. Conviene también escuchar el parecer de
personas prudentes. Esta evaluación podría llevarte a un nuevo enfoque para
solucionar tu actual situación. Don Bosco aconsejaba: “no tomes decisiones
cuando te sientas dominado por una pasión”.
Es verdad que hay que pensarlo, que las decisiones han de tomarse tras la meditación, pero no podemos quedarnos mirando al cielo esperando que los problemas los arregle el tiempo, hay que actuar, nunca habrá una solución ideal porque en cada momento cambian las circunstancias, hay que optar por la solución mejor en ese momento concreto, y aceptarla sin miedo y sin mirar atrás, porque nunca llegaremos a la solución perfecta, por la sencilla razón que no existe o al menos no seremos capaces de alcanzarla
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