DÍA INTERNACIONAL DEL AMIGO
El pasado día 20 de julio se celebró el Día Internacional del Amigo.Una
fecha más en el calendario. Pero no cualquier fecha.
Dentro
de la categoría afectos, que involucran muchas especies, la del amigo es
singularmente afín al corazón. Porque los amigos son los hermanos con los que
la vida en su devenir nos ha ido premiando.
Y
pensarás, ¿Por qué premiando? Sencillamente porque ganar un amigo es un premio
a la constancia, a la permanencia, a la lealtad, a la sinceridad, a la
franqueza, a la compañía, al desinterés, a la solidaridad, a la fe.
Y
son muchos los nombres que le podemos poner a ese sentimiento que nace a la
vera de los caminos que recorremos, y que es una forma de amor totalmente
diferente al de la pareja, al de los hijos, o al de los padres.
Es
un amor que puede nacer de un encuentro ocasional o de una determinada
circunstancia de la vida en la que dos personas comienzan a conocerse y hallan
una comunión de ideales, de gustos, descubriendo que tienen principios comunes
que les permiten expresarse libremente, sin poner cuidado de parecer lo que no
se es.
Vale
aquí el verdadero sentido de la autenticidad, porque con el amigo somos
nosotros mismos, sin necesidad de tener que ser distintos para agradar. El
amigo nos acepta tal como somos y de la misma forma que nosotros lo aceptamos a
él, con sus virtudes y defectos, pero con una soberbia carga de comprensión.
Con
el amigo una mirada o una sonrisa lo dicen todo, con el amigo no se
esconde el dolor y las lágrimas fluyen con todas las ganas y más cuando él
apoya su mano en nuestra espalda transmitiéndonos ese calorcito especial que
nos hace sentir seguros y capaces de enfrentar cualquier cosa.
Con
el amigo nos confesamos y nos sentimos verdaderamente aliviados cuando
encontramos eco en lo que decimos, pero también a él le aceptamos un consejo o
una opinión que tal vez no queremos recibir de otra persona.
La
amistad no se mide ni por la posición social ni por el tiempo, pero cuando una
amistad permanece inalterable a través de los años, cuando verse después de
mucho tiempo es sentir como si hubiera sido ayer, hay que pensar que es real y
auténtica y que vale la pena preservarla.
Los
amigos se eligen, la familia se hereda, así reza un antiguo dicho. Y es así.
Los amigos se eligen mutuamente y adquieren carácter de verdaderos cuando han
pasado muchas pruebas juntos, pruebas de dolor, de alegrías, de miedos
compartidos, de soledad, con horas de mate o te tomados entre risas y lágrimas
o de asados donde la dueña del momento es la mirada sana, cordial y sin tapujos
ni falsedades.
Es
por eso que uno puede conocer a mucha gente, pero para los amigos del alma los
dedos de la mano deberían sobrar. Eso es un sólido indicador de la calidad de
la amistad. Pocos, leales y buenos, como decía mi padre. Y hoy creo que estaba
en lo cierto.
Zulema Josefina Funes
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