EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

lunes, 6 de julio de 2015

HOY...

LOS MOMENTOS DUROS DE LA VIDA


Estos últimos días, en la ciudad de Valladolid, se han producido dos hechos trágicos que han alterado el sosiego del caluroso verano. La muerte de una muchacha de 18 años en Gandía, alumna de unos de los colegios con más renombre, San José;  y el trágico accidente de moto y coche en la vecina localidad de Cigales. Los autores de este blog tienen relación directa e indirecta con todos los fallecidos y con sus familias. Enfrentarse a la muerte es siempre una de las acciones más complicadas de la vida humana, en especial cuando ésta llega de forma inesperada y repentina. Sin embargo, lo único que al ser humano le da sentido a la vida es la idea que tengamos de lo opuesto, es decir de la muerte. Si para nosotros la muerte es un punto de llegada, en la vida todo será decisivo. Pero, si por el contrario para nosotros la muerte es sólo un punto de partida, en esta vida todo será provisional.
 Por tanto, la vida terrena no es una suma de juntar más cosas para irse con ellas a la otra vida. Tenemos un gran vacío espiritual en nuestras vidas,  hemos olvidado "hacer una visita" a esta parte de nuestro ser, porque nos llenan otros estímulos, más físicos, más  terrenos, que nos nos sirven para nada en el tránsito de la muerte, cuando se separan cuerpo y alma. Despedir a un familiar o a un amigo son momentos duros, de dolor, quizá incluso de arrepentimiento de tantas cosas que no se realizaron,... momentos de duda, de agitación, de zozobra. donde se confunden las emociones y cuando conservar la serenidad es harto complicado. 
No olvidemos que la muerte no se  trata de quiénes se van, sino de quiénes se quedan y qué hacen con lo que dejaron los que partieron y si eso nos sirve de aprendizaje en nuestras vidas. Esto es un camino personal e interno. Los cristianos debemos entregar a Dios nuestros momentos de angustia y tristeza, dejar los hechos dolorosos en sus manos, volcando en la oración todo lo que hay en nuestro corazón, porque Él nos comprende y abre las puertas a encontrar soluciones,  incluso en esos momentos. No olvidar lo que dijo San Pedro en su 1ª carta: “Dejad todas vuestras preocupaciones a Dios, porque él se preocupa de vosotros.”

Blogger

No hay comentarios:

Publicar un comentario