TRUENOS Y RELÁMPAGOS
“Un
niño es el regalo de Dios para tus días tristes. Es el movimiento y el
torbellino de la vida que se agita, que salta, que corre, que sueña, que sonríe
y se duerme. Un niño es siempre una esperanza, un por qué vivimos y trabajamos
sin dar lugar a la fatiga. Un niño es un misterio impenetrable; ¿qué será de él
en el futuro?”.
Una
nena, como todos los días fue caminando a la escuela, a pesar del mal tiempo y
de las nubes oscuras. A los pocos minutos el viento arreció y empezaron los
rayos y los truenos. La madre pensó que su hijita podría tener miedo en el
camino, pues ella misma estaba asustada por la tormenta. Preocupada, la madre
entró a su auto, y se dirigió a la escuela. En el camino encontró a su hija
caminando, y notó que a cada relámpago la niña se detenía, miraba hacia arriba
y sonreía. Cuando la niña subió al auto, la madre le preguntó muy curiosa: —
¿Qué estabas haciendo? La niña le respondió: —Estaba sonriendo, porque Dios no
paraba de sacarme fotos.
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