EL AMOR NO DEBE NACER EN LA ARENA DE LOS SENTIMIENTOS QUE VAN Y VIENEN, SINO EN LA ROCA DEL AMOR VERDADERO, EL AMOR QUE VIENE DE DIOS

(Papa Francisco)

domingo, 19 de junio de 2016

HOY... EL EVANGELIO

FE CRISTIANA


Empecemos parafraseando alguna idea de Hans Küng, sobre qué es la fe cristiana, que al fin y al cabo es el tema del evangelio de este domingo. La fe cristiana no abarca todo lo verdadero, bueno, bello y humano. Nadie puede negarlo: también fuera de la fe cristiana hay verdad, bondad, belleza y humanidad. Sin embargo, sólo es legítimo llamar fe cristiana a todo lo que, en la teoría y en la praxis, tiene una relación positiva y expresa con Jesucristo. No tiene fe cristiana todo hombre de verdadera convicción, sincera fe y buena voluntad. Nadie puede olvidarlo: también fuera de la fe cristiana hay verdadera convicción, sincera fe y buena voluntad. En cambio es legitimo llamar hombre de fe cristiana a todos aquellos cuyo vivir y morir está últimamente determinado por Cristo.
No es Iglesia cristiana todo grupo de meditación o de acción, toda comunidad de hombres comprometidos que, para salvarse, procuran llevar una vida honesta. Jamás se debería haber puesto en duda: también en otros grupos fuera de la Iglesia hay compromiso, acción, meditación, honradez de vida y salvación. En cambio, es legítimo llamar Iglesia cristiana a toda comunidad, grande o pequeña, de personas para las cuales sólo Jesucristo es el último determinante. No hay fe cristiana en todas las partes en que se combate la inhumanidad y se realiza la humanidad. Es una verdad manifiesta que fuera del cristianismo (entre judíos, musulmanes, hindúes y budistas, entre humanistas y ateos declarados…) se lucha contra la inhumanidad y se promueve la humanidad. Sin embargo, no hay fe cristiana más que donde, en la teoría y en la praxis, se activa el recuerdo de Jesucristo.
La fe cristiana ha estado siempre en guardia, tanto respecto de los que confiesan a un Jesús divino que juega a ser humano, como los que ven en él a un gran hombre, que sólo tiene de divino lo que nosotros le pongamos. Jesús es Mesías, pero Mesías sufriente. El camino del discipulado lleva a descubrirlo como Hijo de Dios, pero no evita entrar en la dureza de cargar con la cruz: “El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará”. No es cristiano quien sólo ve a Jesús como una buena persona, pero tampoco es quien busca un Jesús Mesías que pasa por el mundo de puntillas, sin mancharse en la historia. Lo demás es inventarse otra fe, otro Dios, otra Iglesia, eso existe, pero no es el seguimiento de Jesús. La fe es anuncio de la Buena Noticia, encuentro, que hace que humildemente formemos una comunidad. Nuestra fe no nos hace ni mejores ni peores, la fe es una experiencia, es revestirse de Cristo, como nos dice San Pablo en la segunda lectura. Esta es la confesión de Pedro y la nuestra.
Julio César Rioja, cmf

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